lunes, 20 de abril de 2020

VENTANAS.-


Trigésimo séptimo día de confinamiento. A las 20:00 h, como todos los días, las ventanas se llenan de aplausos y las calles de sirenas; unos días de ambulancias, otros de policía local, de bomberos de policía nacional... ¿Y después?
Después me quedo mirando afuera, intentando ver lo que debemos mirar para no pensar en lo negativo de la actual situación. Y  casi transportado a la infancia, para poder mirar con la limpidez y candidez propia de esos ojos, con la mirada perdida en el infinito, dejo volar a la imaginación  para que interprete lo que mi retina le envía y entonces disfruto: con el acrobático vuelo de las veloces golondrinas, que en competición desenfrenada realizan extraños circuitos en el aire, con las abundantísimas palomas, con los saltos de los mirlos en una plazoleta desierta y convertida ahora en su salón de juegos familiar, con las nubes amenazadoras de tormenta pero que permiten imaginar entre sus siluetas personajes ficticios y que se nos asemejan a camellos, elefantes, árboles, algún personaje de dibujos animados…
Y entonces, es entonces cuando vuelven los pensamientos que martillean de continuo la mente…¿Por qué? , ¿Quién?  ¿Hasta cuándo? ¿Por qué tantos? ¿Y después? ¿Cuándo volverá la NUEVA NORMALIDAD para todos? Sé que hasta el 25 de mayo no habrá, seguramente, nada de normalidad, pero confío en que todo pasará ya.
Y un tremendo trueno hace que vuelva a la realidad y me vea apoyado en el alumínico quicio de la ventana, obligándome a cerrar de nuevo y continuar la vida interior que desde hace ya 37 días, hacemos.


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