sábado, 4 de abril de 2020

AÚN MÁS.-


De nuevo un día gris. Parece que esta primavera ha entrado gris, lluviosa y triste. De nuevo otro dato que es aterrador, seguimos con más de 800 muertos por día a pesar del encierro y según dicen, hay que ser optimistas, porque parece ser,  que ya vamos saliendo de la terrible línea cuesta arriba, de la gráfica estadística que este nuevo virus nos está pintando.
Pero dicho esto, hemos de seguir avanzando hacia ese que se nos antoja lejano día de la salida, del volver a enfrentarnos de nuevo con (valga la redundancia) la nueva realidad. La realidad tan cambiada que traerá este mes y medio o dos meses de reclusión tan aceptada por todos.
Hoy he salido a reponer alimentos que ya escaseaban a pesar del pequeño aprovisionamiento que inicialmente se hizo y, tras visitar la frutería, sin nadie comprando, la carnicería igualmente vacía y la pequeña tienda de barrio, esa que tiene de todo un poco, me he cruzado solo con cuatro personas, que al igual que yo,  nos hemos mirado desde lejos con cara de preocupación y de tristeza, y sin hablar nada , no hemos podido reprimir ese instinto de alejarnos mutuamente en el cruce, y digo bien, instinto que creo que es de supervivencia, pues tal es el temor que ya tenemos al contagio, que dos metros nos parece poco separación y es por eso también que, aunque el local de la tienda que visitemos sea grande y admita más de un comprador dentro, todos preferimos esperar en la calle, separados unos de otros, con la única idea de sentirnos así más protegidos.
Esta reclusión dejará huella en todos nosotros y nos costará mucho, volver a ser tan confiados y naturales como lo éramos antes de la llegada de este bicho, que es tan invisible como dañino.
Hoy sábado, sería en circunstancias normales (las de antes), un día de diversión y salida, de reunión con amigos. Pero hoy, hoy sábado 4 de abril, es un día más de reclusión y un día menos de aislamiento. La vida sigue su curso.

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