viernes, 4 de noviembre de 2022

NUESTRO LENGUAJE Y SU RIQUEZA.-

Mucho se ha escrito ya sobre el lenguaje castellano y su riqueza semántica o de significado. Pero yo me voy a permitir recordar algunas palabras que a mí me llaman la atención, bien por su polisemia (varios significados para una misma palabra) o bien por su homofonía (palabras que sonando igual, se escriben y significan cosas diferentes).
Empezaré por una que hoy no está  muy bien vista, por su reducción de atención al público, por el aumento de los intereses de los préstamos e hipotecas, SI, así es, ya lo habéis acertado, la palabra en cuestión es BANCO, pero otra acepción mucho más relajante es la que se refiere al asiento largo (con o sin respaldo) y generalmente compartido, en las calles o plazas de los pueblos y ciudades. Pero aún tiene una acepción mucho más suculenta y que constituye la forma de vida de nuestros pescadores, el banco de peces, de cualquier clase (sardinas, boquerones, merluzas…)Otra palabra curiosa y culpable de muchos errores de escritura en tiempos de estudiante, era la que formaban 3 letras que daban igual sonido pero que cada una significaba cosas diferentes. Y que gracias a un maestro de mi infancia, yo logré rápidamente asimilar en sus diferentes conceptos, él me hizo que memorizara (hoy eso no está muy bien visto) la frase siguiente y que seguro que a muchos nos sonará: “ahí, hay un hombre herido  diciendo ¡ay!”. Con esa frase aprendí que para indicar el lugar utilizaré AHÍ, y cuando quiera expresar una queja o daño, será ¡AY!  Y que el verbo haber tiene su forma HAY (sinónimo de existe).
Riqueza de nuestro lenguaje, que a pesar del universalizado inglés, hemos de recordar que nuestro castellano, español, es el cuarto más hablado del mundo con 548 millones de hablantes (más de un 6% del total).
Hay muchos más ejemplos…Aya, haya, halla;  vaya, valla y baya; raya y ralla; echo y hecho; arroyo y arrollo; cayo y callo; sabia y savia… (Continuará, como dicen al final de las películas que se constituyen en saga)
Y es que de verdad, nuestro lenguaje es extraordinariamente rico.

jueves, 3 de noviembre de 2022

VIDA DE CONTRADICCIONES.-

Últimamente van apareciendo en nuestra vida en sociedad, más productos de consumo y cada día, más consumidores se suman a ese consumo de productos novedosos, a pesar de que nadie les diga que sean mejor o peor, solo por el hecho de ser muy novedosos unos, o por el espíritu de la contradicción que desde pequeños tenemos todos los seres humanos (todos recordaremos cómo cuando nuestros padres nos prohibían algo, nosotros deseábamos poder hacerlo, solo por llevar la contraria).
Pues bien, ese mismo espíritu de la contradicción o de mezclar los contrarios en una amalgama que pueda parecer realmente atractiva, es la que parece que hoy los publicistas utilizan para la venta de esos productos que, al menos  a mí, me resulta contradictoria su publicidad.
Vivimos tan inmersos y tan rápido, que parece que no nos paramos a pensar en ello, pero, por poner algunos ejemplos que expliquen lo que deseo trasmitir, empezaré por el café descafeinado es decir, un café al que se le ha quitado la esencia que le es propia, la cafeína. Una cerveza sin alcohol, una leche sin lactosa, una leche de avena o de soja (cual si estas plantas se tratasen de animales con capacidad de alimentación a seres mamíferos) pronto nos venderán una leche deslechada…
Pero no solo a la alimentación llegan las contradicciones, sino que también podemos verlo en los avances tecnológicos de última generación de los vehículos, que llegan a proporcionar un caballaje inmenso, para una extraordinaria potencia y mientras tanto, se rebajan los límites de velocidad y se inventan, en las ciudades,  las zonas 30. Una amplia red de carril bici para que los, aún pocos ciclistas, se dediquen a ir por medio de las calles o por las aceras…
En fin, es difícil imaginar que sería de nosotros sin este tipo de productos, es decir, tomando café con su carga de cafeína; leche de vaca o de oveja o de cabra, pero leche, entera, tal y como se produce; una cerveza fría con su graduación alcohólica de entre un 4 y un 6%; un jamón, jamón y no york…
Bueno pues sí, cada uno de nosotros sabe la respuesta (recordemos cuando el aceite de oliva pasó a ser de los más perjudicial para la salud y  hoy, de nuevo, es ya de lo más saludable  formando parte de la dieta mediterránea, tan alabada ahora por la Unión Europea)  contradicciones, ¡las menos posibles!

miércoles, 2 de noviembre de 2022

TIEMPO DE ESPERA.-

Llegando a noviembre, seguimos a la espera...

¿A la espera de qué o de quién?¿A la espera para qué? 

En realidad,  no deja de ser un día más de espera como tantos otros llevamos ya.  Esperamos cada día uno atípico, nuevo, diferente, que nos haga imaginar, pensar, soñar e incluso vivirlo con nueva alegría y sin rememorar nada del pasado sino, mirar solo hacia adelante, como si se nos dotara de unos nuevos ojos, unos ojos infantes deseosos de conocer y poder asimilar todo lo que ven a su alrededor, sin ningún tipo de telón difusor de esa realidad, ni decorado que lo distorsione. 
Lo que vean los ojos y oigan los oídos,  será fruto de su atención solamente, de su capacidad de reflexión y de comunión con la naturaleza en la que se encuadra... pues bien, si así se tratase, esperaría una lluvia salvadora de la actual situación de sequía y de la posibilidad de hambruna, a la que nos está abocando, por las malas o pobres cosechas que el campo puede darnos... esperaría, igualmente,  a que la bajada de precios en los productos de primera necesidad, fuese una realidad y acabar así con la especulación que con ellos se realiza... esperaría con ilusión inusitada que se respetase a las personas, por el simple hecho de serlas y a la propiedad privada de las cosas. Pero, sin duda la mayor espera sería aquella que nos trajese la noticia de que, por fin,  los humanos hemos descubierto que vivir en paz, es la mejor de las formas de vida que podamos imaginar.
Tiempo de espera, seguramente, porque cuando hay espera es porque sin duda, algo o alguien llega.