domingo, 12 de abril de 2020

DOMINGO DE RESURRECCIÓN.-


Amanece. Domingo de Resurrección. Para la gran familia cristiana, hoy es ese día que pone fin a la pasión y muerte de Jesús, ese día en que se pasa de la tristeza más absoluta a la alegría contenida de que una nueva etapa comienza, una etapa en la que se tenía puestas todas las ilusiones, una etapa a la que se quería llegar desde el principio de la pasión, una etapa que demuestra  un  nuevo inicio de supremacía de la vida sobre la muerte. Y como muestra de ello, hoy, todas las iglesias, se unirán al Papa Francisco, en su bendición Urbi et Orbi, con el tañer de sus campanas, será, a las 12 del mediodía.
Y no deja de ser curioso que sea hoy precisamente, cuando desde el gobierno central, se acuerde la vuelta a la actividad, al trabajo, a la vida para la ciudad (con las cautelas máximas exigibles) para los “resucitados” que podrán salir de sus casas. Serán pocos los elegidos, pero de ellos empezará a depender de nuevo la marcha económica del país. De sus trabajos, de sus esfuerzos y de sus ansiados y muy tarde o nunca recibidos, sistemas de protección, dependerá en gran medida, que otros vayan pudiendo ir incorporándose poco a poco, en esa búsqueda tan deseada ya, de la normalización social.
Alegría, satisfacción, regocijo, alborozo, júbilo, gozo…así debería presentarse nuestro futuro y anunciarlo con fanfarrias a los cuatro vientos, pero no será así, no. Sin querer ser pájaro de mal agüero, mucho me temo que habrá repunte de infectados, porque no estamos aún fuera de esta terrible plaga, porque aún no sabemos, ni podemos defendernos de ella y porque al exponernos, ella triunfará otra vez.
Pero hoy, hoy es un día de fiesta, hoy es un día para alegrarnos y felicitarnos todos los que aún creemos o al menos, respetamos las tradiciones.
¡ÁNIMO QUE YA QUEDA MENOS!

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