Fue ayer cuando los pequeños
de la casa, pudieron volver a ver después de 42 días, lo que les deparaban las
calles de su barrio.
Ayer, hubo una gran cantidad
de padres, responsables, que
supieron darle a ese primer encuentro con la Nueva Realidad, la verdadera importancia que tenía. Otros, pocos parece
ser, no estuvieron a la altura de las circunstancias.(Ellos sabrán por qué lo
hicieron).
Era muy fácil cumplir la norma: 1 adulto con hasta 3 menores y durante
un máximo de 1 hora y a 1 kilómetro.
Insisto en que la gran mayoría
fue consecuente con lo que nos jugábamos
todos, sí TODOS, no solo ellos, pues de su actitud, de su comportamiento,
se estaba tomando nota por parte de nuestros dirigentes para aplicar a posteriores
recomendaciones, para adoptar medidas más o menos restrictivas y tendentes a
evitar, en la medida de lo posible, otro temido repunte de la enfermedad, antes de otoño, que
eso sí se da por hecho ya.
Hoy, al igual que ayer y que
los siguientes días, de nuevo saldrán otra hora y deberán procurar ser menos los
que incumplan, no pueden salir los dos progenitores juntos, ni juntarse en
corro para hablar con otros padres que se crucen con ellos.
La semana que viene,
seguramente, la salida sea más generalizada y podrán salir a pasear también las
personas que no tengan hijos menores, o a hacer algo de deporte; pero,
seguramente la regla a la que habrá que obedecer será más estricta y haga que muchos,
todavía, nos pensemos si no sería mejor aguantar un poco más el confinamiento,
hasta ver si las cifras, horrorosas cifras de fallecidos y de contagiados
nuevos, descienden y vuelven a estar en zona de mayor seguridad, más
cercana a la... NUEVA NORMALIDAD. ¡Ánimo ya nos queda menos!
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