5 de Abril, inicio de una Semana Santa muy excepcional, una
Semana Santa no conocida hasta hoy.
Domingo de Ramos, día alegre en que da inicio en toda España y en
casi todo el mundo, la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de
Jesucristo. Inicio de una semana llena de fervores populares, que en forma de
procesiones bajo todas las advocaciones de la Virgen y de Jesús, llenaban
las calles de nuestras ciudades con un intenso olor a incienso mezclado con el
penetrante y tan reconocible olor a azahar de los naranjos de sus arriates, recordándonos
una vez más, que la tradición continúa y continuará.
Semana grande sin duda alguna, semana en la que las familias se
reunían y salían para ver los múltiples desfiles procesionales y que con
devoción, asistían a ese encuentro tan íntimo y personal, como inexplicable
para el no creyente, con sus imágenes más adoradas, más queridas, más veneradas,
que al igual que ellos, paseaban por cada rincón de sus ciudades.
Decía el dicho popular “Domingo de Ramos, quien no estrena no
tiene manos”. Esta semana santa (que ahora escribo con minúscula) pero que
también comienza con este Domingo de Ramos, casi nos obliga a todos a estrenar,
una prenda no deseada, una prenda que distancia, que separa, pero que parece
que nos alivia y consuela también, estrenamos semana santa con mascarilla.
Hoy desde aquí,
quiero recordar los pasos de penitencia que recorrerían las calles de Córdoba,
que empezando por la popular “Borriquita”
(Entrada triunfal de Jesús en Jerusalén), con ella el disfrute de la
chiquillería por la mañana. Ya por la tarde saldrían(siguiendo con el argot popular):
Penas, Rescatado, Esperanza, Amor y Huerto.
Para saber más sobre nuestras hermandades cordobesas de esta Semana Santa PINCHA AQUI.
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