viernes, 6 de agosto de 2021

LETRAS GRIEGAS.-

Alpha, beta, gamma, delta, épsilon, dseta, eta, theta, iota, kappa, lambda, mu, nu, xi, ómicron, pi, rho, sigma, tau, ípsilon, fi, ji, psi, omega. (por cierto de aquí lo de alpha y omega "principio y fin").
Como se diría en andaluz “esto suena a chino”. Pero no, no es chino sino la relación ordenada de letras que componen el alfabeto griego.
¿Y a qué viene ahora recordar eso que se estudiaba hace años, junto con el latín?
Pues porque acabamos de enterarnos que este virus pandémico que nos controla ahora, ya está llegando a su variante LAMBDA en zonas de países asiáticos, de donde se supone provienen todos.
Después de que la DELTA, se haya convertido en la más mortífera de todas las variantes que hasta ahora se  ha tenido, en forma de mutaciones,  y de que la ÉPSILON, se considera aún más mortífera que la delta por los científicos…me estaba yo preguntando el porqué de ese salto en la denominación, ¿por qué no se ha seguido con el orden correlativo según el abecedario del que se está tomando la nomenclatura para ello?
No tengo una respuesta, pero tal y como reaccionamos los andaluces ante un hecho que nos sorprende y que además no comprendemos, solemos hacer algo que suene a chiste, para dejarnos un buen sabor de boca y en este caso, me atrevo a decir que el llamarle ya LAMBDA es porque para explicar lo que nos está pasando solo nos queda decir “Lambda ya, lambda ya con el rollo”
En fin, que ya vamos por no sé qué número de variante  pero seguramente, este virus tenga la capacidad de acabar con todas las letras del alfabeto griego.

jueves, 5 de agosto de 2021

INCERTIDUMBRE.-

YA HACE  más de 17 meses que se empezó en todo el mundo, a tomar medidas para intentar contener el avance de un virus del que aparentemente nada se sabía y mucho menos de cómo combatirlo aunque ya avisaban de su capacidad de causar bastante mortalidad.
En un alarde de colaboración y ayuda, todos los virólogos e investigadores y desarrolladores de vacunas, se pusieron a trabajar para saber de qué manera podríamos acabar subyugando a ese virus letal.
Surgen los primeros avances médicos en su estudio y se desarrollan varias “vacunas” que en tiempo record, se empezaron a implantar entre los miembros  más ancianos de la población, que era donde el famoso “covid19” estaba causando el mayor número de muertes en todos los países. Junto a ellas, se pedía que usásemos las mascarillas, primero quirúrgicas y luego de las de tipo fpp2, que usásemos guantes al principio y luego que limpiásemos con gel hidroalcohólico nuestras  manos y que no  nos tocásemos el rostro, a la vez que se pedía que mantuviésemos una medida mínima de separación entre las personas.
La vacunación fue avanzando y paralela a ella, el virus seguía causando dolor y muerte. Llegados a una vacunación de casi el 60% ya de la población, no se detienen los contagios, aunque sí que parece causar menos muertes. Vamos avanzando en el tiempo  y las medidas ya no son tan estrictas, nos vamos relajando, quizás en exceso. A la mitad del verano,  se empieza a acercar el próximo curso escolar, también el universitario, la liga de fútbol y demás deportes de aficionados. ¿Llegaremos a estar vacunados ya más del 80%  de los españoles y empezaremos a administrar también esa que parece inevitable “tercera dosis” de las vacunas? Ese es el reto y también lo que nos crea incertidumbre.


lunes, 2 de agosto de 2021

Y ELLA SE FUE.-

Aquella mañana, comentan que la habían visto por la acera de la derecha de su calle con el característico andar pausado que la edad le confería. Iba con un bolso negro colgado de su brazo izquierdo y su mano derecha sujetaba la empuñadura del carrito de la compra de cuatro ruedas, ese que unos reyes magos de años atrás, su hijo, el menor, le había regalado para que cuando tuviese que ir a comprar, no cargase más sus maltrechas articulaciones, a causa no tanto de la edad, sino de la tremenda carga de trabajo que a lo largo de los años, en ellas se acumulaba.
Había sido esposa y madre cuidadora de sus hijos al principio de una guerra fratricida, y cuando su esposo faltó a causa de ella, hubo de enfrentarse sola a las circunstancias que aquello le reportaba y buscó trabajo…
Su hermana, soltera, le echó una mano en el cuidado de los hijos. Trabajaba por poco más de la comida, tan escasa y racionada en aquella época, y como diría el dicho andaluz “echaba más horas que un reloj” pero su familia, sus hijos, lo necesitaban y ahí estaba ella, cumpliendo con esa misión.
Aun así, cuando regresaba a la casa todavía tenía fuerzas y ánimo suficiente como para regalarle a sus hijos esos maravillosos momentos que transformados en recuerdos, aún hoy mantienen.
Pero aquella mañana, realizó parte de su compra en el supermercado, cuando salió, se sintió indispuesta, se sentó en un banco para intentar descansar y recuperarse.
Sacó su abanico del bolso, se empezó a abanicar y tras tres o cuatro medios giros de su muñeca derecha, su cabeza se inclinó suavemente sobre su pecho (como si se durmiese apaciblemente)… el abanico cayó al suelo y un niño, que jugaba en aquella amplia acera, se acercó para cogerlo y dárselo.
No pudo ser, la señora había dicho adiós a este mundo de la misma forma en que había pasado por él, del mismo modo en que lo hacen los de su generación, repartiendo cariño y amor sin pedir nada a cambio, valiéndose por sí misma, sin hacer ruido, sin molestar a nadie…