viernes, 30 de octubre de 2020

MACHACANDO.-

Creo que es el único verbo que puedo usar para definir lo que el día a día nos está trayendo. No solo me refiero ya al aumento desorbitado de contagios nuevos cada día, sino a la excesiva publicidad que se le hace a esas cifras tan preocupantes. Cualquier cadena de televisión, amplifica por horas y horas la noticia, bien a base de tertulias o de programas especiales o de avances informativos cada cierto tiempo. Cualquier emisora de radio, realiza la misma función.
Es verdad que el derecho a estar informados es algo que se reclama, pero, a su vez, la repetición en exceso de esa información, puede llevar a que se desmotive a las personas para seguir escuchando o que deje de ser noticia y se convierta en simple “música de fondo”, dejando de ser interesante para el oyente.
Sea como sea, el cúmulo de malas noticias, también puede hacer mella en el estado de ánimo de las personas, provocando ansiedad e incluso acabar somatizando enfermedades, por lo que no estaría mal que se tuviese eso en cuenta por parte de quien corresponda.
En fin,  noticias positivas había muchas antes y es imposible que todas ellas hayan desaparecido de la noche a la mañana de las parrillas televisivas, pero, eso parece.
Menos mal que se acerca “el día escocés”(es como yo le llamo) el denominado Halloween, en español “víspera de todos los santos”(alls hallows´eve), que tan implantado se encuentra en nuestra tierra -desde que el inglés se impuso como idioma en las escuelas- sobre todo entre los más pequeños, dispuestos siempre a disfrazarse de lo que sea con tal de reír y pasar un buen rato. Esperaré a mañana,  minutos antes de las 9, frente a la puerta de entrada a un colegio de primaria, para ver los “terribles” disfraces que a él acudan, pues estoy seguro que la algarabía reinará en ese momento y me trasportarán de nuevo a mis años de docencia y me harán esbozar la sonrisa que todos en estos momentos, necesitamos.

Por cierto, ¿recordáis que en España, antes y en lugar de “las terribles calabazas” de Halloween, usábamos “las terribles sandías”?.


martes, 27 de octubre de 2020

DOLOROSA SITUACIÓN.-

Difícil situación  la que se le presenta a todos los comerciantes  y al resto de españoles con las últimas medidas de lucha frente al covíd. Porque a pesar de ser necesarias e incluso escasas, dañan la posibilidad de rehacerse y rehacernos de la mala primavera y verano que ya hemos pasado.
Difícil si como se pretende, estas medidas de restricciones y de confinamientos se toman para seis meses, anulando con ello la posibilidad (de recuperarnos económica y psicológicamente), que darían dos períodos de festividades tan importantes como son LA NAVIDAD y la SEMANA SANTA.
Nos podemos imaginar unas navidades sin luces multicolores en las calles y música navideña en ellas, sin paseos por los centros comerciales bien ornados para la ocasión, pero ¿sin comidas familiares de  Nochebuena, Navidad, Nochevieja o Reyes?
Y cuando hablamos de familiares no nos referimos solo a padres con hijos convivientes en el mismo hogar, sino que hemos de pensar en ese abanico más amplio de personas, que habitualmente se reunían en las anteriores navidades e incluso aumentando su número debido a la llegada de nuevos miembros de la familia. 
¿Podrán los hijos que han ido trabajar y a vivir fuera, a otras ciudades, que no son de la misma comunidad autónoma regresar por vacaciones de Navidad, (como decía aquel anuncio conocido de unos turrones) a la casa de sus padres y así  visitar a tíos o primos a los que desde el año pasado no ven? O de lo contrario, ¿se han de anotar ausencias este año que además es el que mayor necesidad de reunirse presenta?
Aún faltan 8 semanas para el primer acontecimiento, y puede que haya tiempo de intentar acciones que ayuden a reconducir la realidad actual. Creo que no está en las manos de los políticos, sino en todos y cada uno de nosotros. Ahora más que nunca hemos de cumplir con las normas de seguridad básica pero extremándolas.
Pero, si además vamos más allá, y también incluimos en las restricciones la Semana Santa del 21, habremos logrado pasar casi  un año entero sin esa posibilidad de reunión. ¡Es para pensarlo!  

lunes, 26 de octubre de 2020

VUELTA ATRÁS.-

No se oyen gritos infantiles en los parques, no hay algarabía, ni hay alegría, no hay niñez aireada sino escondida, recogida, confinada. 
Los miedos paternos y maternos influyen en el desarrollo del niño, por desgracia en esta situación, tenemos el caso práctico más fehaciente.  Los padres empiezan a tener miedo a la pandemia tras oír que, vuelve al estado de alarma y con él los cierres perimetrales de muchas localidades y el confinamiento o -la petición de autoconfinamiento- de muchos ciudadanos que solo podrán salir de esos cercos, si lo hacen para trabajar o en todo caso por motivos médicos y de urgencia. 
Vemos que se restringen además, los horarios en los que se puede salir a la calle y que debemos de ser más responsables aún de lo que hasta ahora hemos sido; la situación ya, ni es tan jocosa como antes ni permite más dilación en la toma de urgentes medidas  para doblegarla e intentar volver, lo antes posible (que no será antes de muchos meses) a esa situación que nos permita una cosa tan simple como es: pasear por las calles de nuestros pueblos y ciudades, sin miedo, sin recelos; sin cambiar de acera o volver el rostro a quien de frente se aproxima o también para volver a sentarnos a compartir unas tapas o unas raciones  de buen pescaíto frito,  o carne a la plancha o unas migas o una paella  con nuestra fría cerveza o copa de vino, junto a familiares o amigos en  una tertulia distendida, alegre y agradable . 
Pero por ahora, lo único que podemos hacer es llenarnos de paciencia, tratar de sacar el mayor provecho de las rutinas diarias y convertirlas en nuestros hábitos más preciados que nos alegren esta etapa de esperar a una eficaz vacuna (parece que la que está desarrollando Oxford será) que aplaque la ira de este covíd tan universal y caótico. Nada más está en nuestras manos. 
Menos mal que hemos esperado al cambio horario para imponer el toque de queda, porque hasta hace muy poco tiempo, aquí en Córdoba a las nueve de la noche era la hora a la que se podía salir a tomar algo a alguna terraza de bar y casi que aún nos acompañaba el sol. Y es que no hay mal que por bien no venga, ni mal que cien años dure. ¡Ánimo!

jueves, 22 de octubre de 2020

CASTAÑAS.-

Con 22 puestos callejeros, Córdoba capital, empieza a recordar la tradición de saborear un cartuchito de castañas asadas. Esas castañas que con el frío, se convierten en pequeñas estufa de manos, recién apartadas de la típica olla roja con su culo taladrado y colocada sobre un infiernillo  con ascuas atizadas con soplillo de esparto,  se han asado  con la única reconocida herida de una raja que la atraviesa en su medio cuerpo. Padres y madres con sus hijos o abuelos con sus nietos, compran y saborean ese manjar natural. Pero tras ese cartucho de castañas que hoy compramos, sin duda vienen los recuerdos de nuestra infancia, de aquella infancia en la que ataviados con nuestros abrigos y con nuestra bufanda y gorro de lana de borla alta junto a nuestras botas katiuskas para los días de lluvia, comprábamos castañas también acompañados de nuestros padres. Es un ciclo renovado, como todo en  esta vida, cambian los castañeros y cambian  los compradores, pero sin duda, permanece y permanecerá el recuerdo para las nuevas generaciones, al igual que en nosotros ha quedado. A ver si este año, ellas y sus recuerdos nos hacen olvidar la cruda realidad “CASTAÑASSSSS  ASADASSSSSS”.




martes, 20 de octubre de 2020

AIRES DE CAMBIOS.-

Comienza esta semana con la llegada de una borrasca de esas que tienen nombre propio por lo que de especial traen. Ésta en concreto viene cargada de lluvia y con una cantidad y velocidad de aire que a punto está de llegar a convertirse en vendaval. De hecho, llamarse Bárbara, ya implica algo de lo superlativo de su poder. Pues bien, con ella llegan los litros de agua necesarios para empezar a recuperarse los pantanos de nuestro territorio y con ello se alejan las posibles restricciones a los agricultores y al campo. Bárbara trae daño y vida, como las dos caras inseparables de una moneda. Ya las riadas han empezado por la provincia de Huelva y algunas inundaciones dejan una huella indeleble de su paso. Pero dije que comienzan aires de cambios y así es sin duda,  cuando  junto al incoloro, inodoro e insípido  líquido, se le une la llegada del frío, se augura el final de un corto otoño que apenas ha durado un mes, desde que comenzara el 21 del pasado septiembre y aunque hasta el 21 de diciembre no acabará su ciclo, lo cierto es que cada vez las estaciones del año parecen disfrutar saltándose  los períodos estipulados. Así que lo más normal es que el invierno  se adelante y ese sea otro cambio de los que acontecerán. Sea como sea, sí hay algo que cambiará, y ese algo es LA HORA, cambiaremos en la madrugada del sábado al domingo y atrasaremos nuestros relojes una hora, como si se estuviese empeñado en prolongar aún más esta etapa tan nefasta de nuestra actualidad. Lo dicho: “Aires de cambio”.


domingo, 18 de octubre de 2020

TIEMPO DE MIGAS.-

Transcurrido ya más de la mitad del mes de octubre y cercana la fecha de Todos los Santos, el próximo primero de noviembre, se empiezan a poner de moda las tapas de migas en nuestros bares con la consumición de los sábados o los domingos, alternando con la de arroz en el fin de semana. Esto hace que las terrazas de los bares, por al  menos un día,  vean hecha realidad  la ocupación de sus mesas. Es un plato no muy difícil de elaborar pero que necesita de unos buenos brazos para remover continuamente el contenido del perol. Se inician  haciendo pequeños trozos con el pan que haya sobrado en días anteriores en nuestra cocina, (unos 100 gramos por comensal) aunque hoy también se venden ya preparados en  las panaderías, y vertiendo sobre ellas un poco de agua con sal, para empaparlas y dejarlas reposar durante una hora aproximadamente. En  una sartén amplia, con un poco de buen aceite de oliva virgen, como el que tenemos en cualquier población andaluza, añadiremos unos cuantos dientes de ajos, junto a los torreznos de tocino o de panceta sofriéndolos bien y apartando, luego el chorizo y por último los pimientos verdes. Una vez fritos los ingredientes y sobre el resto de aceite de la sartén, se vierten las “migas” de pan, que iremos removiendo con continuidad hasta que empiecen a dorar y queden a nuestro gusto. Es en este momento donde vendría bien un refuerzo que nos turnase para ello. Es costumbre comerlas recién apartadas del fuego, y teniendo a su lado una bandeja con los demás ingredientes, si no se les han añadido a la sartén unos minutos antes de apartarlas,  y con rabanetas o granos de granada. También se las puede tomar con naranja o con uvas o con melón. Incluso hay quien les gusta ponerlas con un chorreón de café con leche o con chocolate por encima o con un huevo frito coronándolas, pero, sea como sean, es un motivo más para reunirse con familia o amigos en torno a ellas y disfrutar de todo un manjar propio de las fechas en las que estamos. Son muchas sus variantes esta es la llamada “migas de pastor”, así que ¡Buen provecho! 


viernes, 16 de octubre de 2020

DE NUEVO.-

Una vez más me pongo a intentar expresar mis pensamientos tras unos días en lo que lo único que he tenido que hacer es,  disfrutar de un regalo que la vida me da, de ese regalo que nunca piensas que  podrás alcanzar pues no piensas en ello, de la palabra ABUELO y lo que conlleva, que aunque puede ir implícita en la de PADRE, no siempre llega a hacerse realidad. Sí, he estado ejerciendo de abuelo, viendo crecer a ritmo agigantado a ese nuevo miembro que  ha venido a agrandar  la familia, mi nieto que llena de satisfacción a todos los que hemos tenido la suerte de compartir con él algunos momentos deliciosos. Ver como la inocencia y el ansia por aprender aparece cada día con más fuerza y de cómo la falta de preocupación, puede hacer a un ser humano esbozar en su rostro  la sonrisa infinita de la felicidad. Es la mejor etapa de la vida de una persona, sin duda, es el momento de máximo aprendizaje, momento en el que su desarrollo cognitivo alcanza su apogeo y todo lo que le rodea empieza a verse en su color y con la nitidez necesaria como para darle valor y nombre a las cosas. Su constante atención a los estímulos exteriores, cuando no está dormido, y los diferentes intentos de comunicación con sus progenitores hacen que esos momentos adquieran el adjetivo de mágicos. Y ahora,  el abuelo, piensa en el porvenir que le espera a su nieto, habiendo venido a nacer en el momento álgido de la pandemia y ruega porque todo le sea favorable. Pero ya estoy de vuelta y revisando ese saco de fotografías digitales (es lo malo de esta era, que al no haber carretes que  las dosifiquen, las fotos se convierten en casi infinitas) que he podido coleccionar, hay una que quisiera destacar, esta que a continuación dejo, por la carga de pensamientos que tras ella encuentro, es la que yo llamo “futuro” aunque también pudiera ser denominada “manos de la esperanza”.