lunes, 23 de julio de 2018

TOLERANCIA O CARADURAS.-


Vivir la siguiente situación, no es muy agradable en una ciudad que no tiene playa, pues es ciudad de interior. Es un ejemplo, que sirve seguramente para otras ciudades  no costeras.
En casi todas se ha puesto de  moda, en un determinado sitio, una especie de circuitos donde las personas, de todas las edades, van a hacer algo de “deporte simple”, es decir, a andar.
Hasta aquí, la lógica nos dice que eso es bueno para todos,  la realización de ejercicio físico moderado y más aún a determinadas edades, (sin control médico alguno, por cierto, de eso hablaré en otro post) y es aquí donde empiezo a preguntarme si no nos estaremos pasando de la raya con eso de libertad de expresión y tolerancia y empezamos a ver los caraduras que hay por la ciudad.
Se preguntarán que a qué viene esa observación y lógicamente, voy a intentar aclararlo.
¿Ven ustedes “normal y lógico” que en ese espacio, que transcurre casi por el centro de las ciudades, por ser circuitos urbanos, haya quien, arrojándose el derecho de su libertad y de que hay que ser tolerantes, se pasee solo con un pequeño pantalón de deporte y zapatillas y sin ningún otro atuendo, dejando al aire y a la visión general de mujeres, hombres, niños y niñas, su torso, sin camiseta , sin el más mínimo respeto a la intimidad y a las normas más básicas que el decoro ciudadano exige?.
Yo no. No estamos en un paseo marítimo de  una ciudad costera (aun así habría mucho que hablar) sino en pleno centro de una ciudad  y por donde trascurre el ir y venir de las rutinas propias de ella. No es el sitio apropiado para lucir barrigas y pechos.
O empezamos a poner límites a determinadas actitudes o pronto, irán algunos por la calle como decían que iban Adán y Eva por el paraíso, y ya será tarde.

viernes, 6 de julio de 2018

AVANZAMOS CON RETROCESO


¿Qué está pasando en la sociedad , que se están perdiendo valores de ciudadanía y civismo a tanta velocidad?
Una señora mayor, con más de setenta años, entró en un autobús en el que  al menos una docena de asientos de los existentes, estaban ocupados  por  jóvenes de edades comprendidas entre los 14 y los 24 años.  Ninguno de ellos hizo amago de levantarse y ceder su asiento a esta mujer, que podía (por la edad)  ser la abuela de muchos de ellos .Fue un señor, algo mayor, quien al final se lo cedió. Y me llamó la atención que incluso, había dos asientos con la pegatina de reservado a mayores y estaban ocupados por dos jóvenes.
Por la acera, señor con bastón y cojera apreciable, tres jóvenes andando por ella y no le ceden el paso, es el señor quien debe bajarse de ella.
Con la manía de ir mirando el móvil por la calle, choque de chaval a señora y, ¿piensan que le dijo aquella palabra simple y fácil de pronunciar, y que parece haberse borrado de nuestro vocabulario habitual? Pues no, no dijo “perdón”.
Aprecié en solo una mañana, esas actitudes y recordé las normas tan cívicas que teníamos en la educación de antes. Hoy las echo en falta. Algo se está haciendo mal en la educación de nuestros  ciudadanos más jóvenes. Aún, podríamos revisarla. Los pueblos educados en valores, avanzan más que los que solo se dedican a enseñar. Al menos eso pienso yo , desde este humilde rincón.