No solo quiero hablar de besos de los enamorados que han pasado
separados los últimos 60 días; esos con ganas de vivir unidos sus experiencias
y sin embargo, les han pillado a cada uno en una comunidad o en una provincia
distinta, por cuestiones de estudio o de trabajo y que YA tanto necesitan
volver a verse. O porque estando juntos de nuevo, ya no se atreven a ser tan
espontáneos, sabedores de lo mucho que se juegan.
No, no solo de esos besos, sino también de los besos tan tiernos,
humanos y necesarios de los hijos a sus
padres ya mayores y viceversa, o de esos besos de unos jóvenes padres que temen contagiar a sus hijos porque a ellos
les han diagnosticado ya su infección por el virus. O del de los hermanos que llevan tiempo sin verse y que pronto podrán
juntarse, si se llega a las fases siguientes. O los que cualquier familiar (nietos, primos, cuñados, sobrinos, tíos…) se daban mutuamente
al encontrarse. El reconfortante beso y
abrazo al familiar mayor que internado en una residencia, vive esperando el
momento de la deseada visita . El abrazo
de los amigos o el simple apretón de
manos. Eso que era tan
habitual, tan de la “ANTIGUA NORMALIDAD”.
Eso hace que nos interroguemos si estamos cerca o lejos de superar esta crisis pues, mientras que los abrazos y los besos no vuelvan a ser hábito en nuestra forma de comportamiento, estaremos muy lejos de volver a ser el tipo de sociedad al que nos habíamos acostumbrado, esa a la que tanto esfuerzo nos costó llegar y a la que tan poco valorábamos y que ahora añoramos porque de un plumazo, se nos ha hecho olvidar. Y es que este virus, ha puesto en un brete, no solo la economía de un país y a prueba su sistema sanitario y de salud, sino que además, está poniendo demasiadas trabas a la FELICIDAD.
Eso hace que nos interroguemos si estamos cerca o lejos de superar esta crisis pues, mientras que los abrazos y los besos no vuelvan a ser hábito en nuestra forma de comportamiento, estaremos muy lejos de volver a ser el tipo de sociedad al que nos habíamos acostumbrado, esa a la que tanto esfuerzo nos costó llegar y a la que tan poco valorábamos y que ahora añoramos porque de un plumazo, se nos ha hecho olvidar. Y es que este virus, ha puesto en un brete, no solo la economía de un país y a prueba su sistema sanitario y de salud, sino que además, está poniendo demasiadas trabas a la FELICIDAD.
BESOS Y ABRAZOS
¡ÁNIMO QUE YA NOS QUEDA MENOS!
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