¡Vuelva usted mañana! De Mariano José de Larra, es una
obra costumbrista que refleja la pereza que todo lo inunda y de cómo se van dilatando
las cuestiones administrativas por infinidad de motivos (reales o ficticios). Claro
que la obra se desarrollaba en el año 1.833 y aún se usaba la pluma de tinta con tintero y
plumín y los funcionarios llevaban manguitos para cubrir las mangas de sus trajes.
Pues bien, cuando uno trata con los organismos oficiales,
la mejor forma de empezar el día es con una
sonrisa, sabiendo que hagas lo que hagas tendrás que volver, porque siempre te
faltará algún requisito que nadie te había pedido hasta el momento crítico en
que te encuentras frente a frente en la ventanilla con el funcionario que en
teoría, tenía que dar por finiquitado el asunto. O quizás porque en uno de los
papeles alguien olvidó poner claro el motivo por o para el que se extendía. En definitiva,
que sea como fuere, cuando uno trata de solventar situaciones administrativas,
es mejor como dice el refranero al mal
tiempo pongamos buena cara y si es posible pidamos que ese día, el funcionario
que nos atienda, nos dé el visto bueno a todo o al menos nos diga claramente lo
que es necesario adjuntar para no tener que volver mañana.
¡Ay que ver lo complicado que es bregar con la administración! El
pobre ciudadano de a pie se ve impotente ante el cúmulo de papeles y de esperas
y de estancias a las que se han de visitar para realizar cualquier gestión dentro
de la misma comunidad autónoma y provincia pero en la que han de intervenir diferentes Consejerías. Y es que, aunque la
administración está interconexionada ahora más que nunca parece que tal cuestión
es baladí a la hora de pedir documentaciones,
pues del mismo documento, todos y cada uno de los negociados que se visiten,
quieren tener su propia copia, por lo que es necesario ir almacenando montones
de papeles idénticos para que , cuando lleguen al lugar de su finalización, y
tras haber pasado por múltiples dependencia y negociados, alguien archive en la
P (Papelera) las 8 o más copias del
mismo papel que se han ido acumulando en el expediente y que por fin,
después de algunos meses, se ha podido resolver el asunto.
Avanzar en ese sentido, se ha avanzado poco, a pesar de
los ordenadores y la red Internet o de la Intranet propia que debería facilitar
las gestiones.
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