viernes, 17 de septiembre de 2021

NORMAS Y REALIDADES.-

 Que se adelanten a los acontecimientos nuestros gobernantes es algo digno de aplaudir, sobre todo si con esa actitud, logran poner remedio a posibles problemas que puedan surgir y así tener preparada la solución a ellos. Me refiero en este caso concreto a las nuevas normas o medidas que vayan a regir durante la próxima Semana Santa, en nuestra comunidad.
Ya se está estudiando que la Semana Santa del 22 sea lo más parecida a las anteriores a la pandemia, después de dos años de prohibiciones y se plantea la posibilidad de que los “pasos” (tronos) vuelvan a pasear por nuestras ciudades, y que sean llevados por los sufridos costaleros que tendrán de aportar certificado de haber recibido las correspondientes dosis de vacuna, en caso contrario deberán ser sustituidos por un sistema de ruedas o parihuelas en el que no tengan de meterse personas debajo.
Realizar sus recorridos por calles amplias, evitando esos típicos rincones para la fotografía artística en los que debido a lo angosto  apenas se puede circular sin rozar la cal de las fachadas laterales. 
Pero si tratamos de evitar situaciones de riesgo, o  al menos, asumir el menor posible quizás también se  deberían tener en cuenta: Reducir el número de hermanos que hagan la estación de penitencia. Acortar el recorrido de la procesión. Aforo reducido y controlado en carrera oficial. Obligatoriedad de la mascarilla en exteriores donde se aglutine personal. En definitiva, todo aquello que hasta ahora hemos estado haciendo y que nos ha permitido rebajar considerablemente la tasa de infección.
Semana Santa con procesiones por las calles , pero con todas las precauciones y reticencias que pueden hacernos pensar el número de muertos que a día de hoy todavía sigue habiendo.

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