Nuestra isla de La
Palma, gran parte de ella, está siendo arrasada por los ríos de lava magmática que, a través de
nada menos que nueve bocas en el volcán de Cumbres
Viejas, han salido al exterior desde la zona más cálida de nuestro
subsuelo, y avanza, rauda y destrozadora,
por la ladera de la colina buscando su salida
al mar, que sin duda alguna será de forma estrepitosa, pues la unión de lava
y agua de mar tendrá más de 1.000 grados de diferencia, lo que sin duda provocará estruendos, explosiones y
bastante humareda, junto a una gran nube de gases irrespirables y por tanto muy
nocivos.
El pasado mes de agosto, el cercano volcán de Sicilia, el Etna, entró en erupción y como si
por acompañar al de La Palma, hoy de nuevo sus
erupciones son mucho más fuertes y empieza a provocar también problemas con
su lava.
Más de 500 casas,
más de 500 no solo edificios, sino vidas dedicadas y vividas en ellas, plantaciones plataneras, granjas, animales, han
sido o serán destruidas y sepultadas dejando tras ello, esos dramas humanos a los que solo podemos
expresar nuestro más sincero apoyo y condolencias.
Y , como si por
casualidad se tratase, hace unos días se hizo un simulacro de evacuación por
emergencia en la ciudad de Chipiona,
ante la posible llegada de una ola
gigante (tsunami) .Hoy , esa gran ola, está más cerca de lo que
imaginábamos de convertirse en realidad.
Cádiz y Huelva,
sus playas y zonas más próximas a ellas, está en el punto de mira de todos los
científicos oceanográficos.
Sea como fuere,
sigo pensando que el cambio climático se está mostrando poco a poco y que o
frenamos ya tanta contaminación o tendremos que ir acostumbrándonos a que estos sucesos o similares, se vayan
produciendo con una mayor temporalidad y asiduidad.
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