Si algo ha
empezado a funcionar de nuevo casi con normalidad, son los espectáculos y acontecimientos culturales, bajo
cualquiera de sus múltiples especialidades y a todos con una normativa que se va cumpliendo para evitar y prevenir los
posibles contagios con covid-19. Principalmente, se trata de la reducción de aforos, de dejar distancias entre los asistentes y de llevar las mascarillas de protección colocadas.
Los acontecimientos se desarrollan y el público asiste consciente de las medidas que se están llevando
a cabo, pero (como casi siempre, hay un pero) lo que no se contempla es que esa
asistencia, se suele realizar a la misma
hora, un poco antes de la prevista para comienzo del espectáculo y que, la aglomeración en la puerta de entrada,
hace que no se respete la distancia
de seguridad en la fila, así como cuando acaba el acontecimiento, todos
salen también dejando muy poca (o ninguna) distancia de seguridad y comentando,
en voz más o menos alta, lo bien o mal que ha estado el espectáculo y riendo con los comentarios, olvidándose algunos de que se han quitado la mascarilla y
ya no la llevan puesta y que por tanto, deberían
guardar aún más distancia, cosa que en absoluto ocurre.
Podríamos resumir,
diciendo que se están tomando muchas medidas, es verdad, pero también habría
que añadir, que la posibilidad de contagio es mucho mayor a la entrada o salida de los actos culturales,
donde la distancia entre los asistentes como público, es casi nula.
Igual ocurre
cuando estamos a la espera, en la calle, de una entrada a la carnicería o pescadería o frutería de barrio, en donde
en el interior solo se admite a una o dos personas, pero en el exterior se
espera charlando a que te toque el turno, sin guardar distancia alguna ya.
Nos estamos olvidando, que aún el virus está activo y con mucha capacidad de infección y eso, habría que recordarlo permanentemente por
todos los medios de comunicación. Pero, claro, eso es solo mi opinión personal.
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