Como todos
sabemos, este término que ya se empezó a oír el año pasado como tal
(recordemos que antes se le llamaba “gota
fría”) corresponde al acrónimo que forma su definición: Depresión Aislada en Niveles Altos. Creo que lo de gota fría era un término más
popular y que definía mejor el significado al entenderse que era el choque de
una masa de aire frío con otro caliente y que eso provocaba grandes tormentas y sus correspondientes lluvias.
Y caía una “gota fría” en medio de todo
aquel “calorín” que hacía. Bueno, la cuestión del nombre es lo de menos, lo
que sí es de tener en cuenta son los múltiples daños que este fenómeno
atmosférico va causando por todos los sitios por donde pasa. Estos días de
atrás, localidades como Lucena, Almendralejo,
Cartaya, Lepe, Isla Cristina, Denia…por nombrar algunos de los más perjudicados,
han sido presa de su devastador paso por
ellas. Esta vez, hemos de sentirnos agradecidos al no haber habido que
contar con desgracias de personas a las que les haya costado la vida, pero los daños materiales han sido inconmensurables.
Y como no puede ser de otra manera, todo apunta a que
esta serie de fenómenos tan adversos, (este que trato hoy y los descritos en mis post de los días 13 y 21) se van a seguir repitiendo e incluso aumentados, según dicen los expertos, por la acción del cambio climático que nuestro Planeta sigue experimentando.
Ante ello no deberíamos ser “negacionistas” en este momento y pensar que
esto que está ocurriendo, siempre ha ocurrido y que nada se puede hacer. solamente esperar los acontecimientos.
Más bien empezar a creernos que esto va en
serio y cada uno de nosotros deberíamos contribuir para intentar salvar cada día un poco de
nuestro medio ambiente y del entorno que nos rodea. Sin duda, ya es hora.
El esfuerzo de hoy, habrá merecido la pena para que el espacio en que nuestros nietos
han de vivir sea un espacio SANO , sin excesiva contaminación ni los sobresaltos actuales.
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