A veces resulta complicado compaginar los derechos, las libertades y las leyes que los amparen. Esta pandemia está haciendo que haya grupos intentando que el uso de la mascarilla y que la distancia social se conviertan en objeto de contradicción y debate, extendiendo así la duda sobre la legalidad enfrentada con la libertad. Es harto complicado poder explicar donde podríamos poner los límites a esta disparidad de criterio. Igual que es muy difícil marcar zonas de confinamientos o sitios a los que restringir las entradas y los horarios de uso y de cierre de lugares comunes. Este VIRUS, nos está haciendo reflexionar sobre muchas cosas pero sin duda, la principal, es que nos está obligando a que cada uno de nosotros seamos lo más consecuentes con la realidad que nos afecta y capaces de ponernos los límites a nuestra actuación diaria. Es hora de que pongamos, de “motus propio”, todas las medidas y todas las acciones que podamos realizar para poder mantener controlado al covid, al menos, hasta que las autoridades sanitarias (que no las políticas) anuncien que existe una eficaz y universal vacuna que es capaz, no ya de matar al virus que seguirá existiendo a pesar de la vacuna, sino de que sea capaz de hacer que sus efectos dejen de ser mortales y no añadan más sufrimiento al mundo. Cada uno de nosotros es un soldado para esta lucha contra esta pandemia. Nuestras armas, son sencillas: Mascarilla, manos limpias y metro o más de seguridad aunque se nos olvida la más importante quizás: PRECAUCIÓN, que es algo más que las normas básicas de higiene.
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