Nos puede resultar extraño pero parece ser, que después del agua, el líquido que más consumimos es el café, bebida que, con sus beneficios (que son muchos) y sus perjuicios (que también los tiene) se nos brinda como asesor rápido y eficaz en diferentes ocasiones. ¿Quién cuando comienza el día, no acude a una buena taza de café, quizás para suplir esa falta de sueño y conseguir la energía tan necesaria para realizar sus actividades del día a día? Un café en la sobremesa, a veces, se convierte en la excusa indispensable para alargar el momento y disfrutar de una charla agradable con los que nos acompañan…Una cita, una “quedada”, un encuentro deseado o tal vez fortuito e inesperado… todo ello gira en torno a “tomamos un café y hablamos”. Los minutos de descanso en el trabajo para tomar un café se convierten en un buen momento para empatizar con los compañeros y continuar con ánimo el resto de la jornada. Y ¡Cómo no decir que es el “inseparable compañero” del estudiante en las largas y agotadoras noches de estudio! Hemos de reconocer que además de ser un delicioso placer, el café se convierte en muchas ocasiones, en elemento de unión o nexo entre las relaciones personales.
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