sábado, 1 de enero de 2022

NUEVO AÑO, ¿DE VERDAD?.-

Empieza el 2022 y parece que por el día de empezar no debe ser muy malo (comienza en sábado).

Como todos los años la tradición de decir y desear un “Feliz Año Nuevo” se habrá dicho infinidad de veces en las últimas 24 horas y con la mejor intención del mundo puesta en boca de cada uno de sus dicentes, pero, acaso, por ser fórmula casi de cortesía y dicha sin reflexionar, podría darnos pié a pensar que en este año, lo de nuevo, no sea muy apropiado o mejor aún, solo es apropiado por  el cambio de número de 21 a 22, pero el hecho de haber entrado con el mismo Ómicrom con que dejamos al primero, haga que no nos resulte ya tan…nuevo.

Pero dejando de lado esta reflexión e intentando ir a lo positivo, hemos de esperar de él un buen comportamiento y que con su llegada, traiga de la mano diversas esperanzas que deseamos ya desde hace tiempo. SALUD, es lo que se pide antes de nada, pues es quizás la necesidad más urgente que todos tenemos, porque ¿quién no conoce o tiene o ha tenido a algún familiar cercano que no se haya contagiado por este virus? SALUD.

Teniendo esa petición como primera y oyendo a la OMS (Organización Mundial de la Salud) quizás este año sea el que traiga el remedio, la solución, al final de la pandemia.

También por eso podría llamarse nuevo.

En fin, que el primer post de este año, ha de ser positivo y pensar que traerá, entre otras cosas buenas, la bajada del precio de la luz, de los carburantes, de los productos de primera necesidad, que las mascarillas serán gratis, que los bancos dejarán de cobrar altísimas comisiones por “tener” nuestro dinero, que los sueldos permitirán ahorrar algo de ellos para poder planear una merecidas vacaciones llegado el verano, que no sea ya necesario el pasaporte covid para poder moverte (porque signifique que ya no existe cepa alguna de él) y que tomar una copa en la terraza de un bar , no limite el número de asistentes (no acorte el número de amigos) que se puedan reunir, y que de nuevo, las familias puedan reunirse un sábado o domingo cualquiera a comerse juntos un arroz, sin el miedo en sus cabezas…

En definitiva, un año nuevo, con las formas de los antiguos y pasados años viejos.


 

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