Y SEGUIMOS ESPERANDO.-

Es lo que hoy nos toca a toda la población mundial y en especial a la española, esperar. Esperar a la vacunación total  y confiar en su eficacia.

Mientras que ello ocurre, la mayoría de la población, intenta cumplir con las medidas de aislamiento y de separación social y con las de protección mediante mascarilla e incluso reduciendo al máximo posible la salida de nuestras casas. He dicho bien, la mayoría. Pero, siempre hay un pero, nos encontramos también con una mínima minoría (valga la redundancia) que se empeña en  que no seamos el 100% los que cumplamos las normas.

Fiestas en locales con aforos muy superiores a los recomendados, sin mascarilla, con bastante contacto físico y sin pensar en que entre los asistentes esté también como invitado, este que a todos nos trae de cabeza ya. Es algo que parece que se acrecienta con la llegada de los fines de semana, en las que parece que las medidas aún se relajan más, y abren los noticiarios de cualquier lunes y de cualquier cadena de televisión o  emisora de radio que sintonicemos.

Ello me lleva a preguntarme ¿qué está fallando en el apartado de comunicación? para que no todas las personas deseemos acabar pronto con la pandemia e intentemos no dar pie a la llegada de nuevos focos y contagios, como los que suelen surgir en estas fiestas “fin-de-semana”.

¿Tan diferente puede percibirse  la idea de peligro de unos oídos a otros? 

Y no podemos achacarlo a la edad, no, no son cosas de la edad, porque muchísimos otros  con la misma edad, no se involucran en ellas. Algo está fallando y a pesar de las múltiples llamadas del agotado personal sanitario, algunos al borde de la desesperación y muchos otros contagiados y guardando cuarentena en sus hogares, a pesar de ello, algunos no hacen caso. Sea como sea, lo cierto es que nos encontramos aún muy lejos de acabar con el virus y que, cuando se cree que empieza a ser menor su incidencia, surge un rebrote y vuelven a aumentar los nefastos datos. O nos ponemos todos a remar en la misma dirección o acabaremos echando el bote a pique.