sábado, 9 de enero de 2021

¿RECUERDAS?.-

Hace ya muchos años, las escuelas tenían como principal preocupación de su enseñanza que todo el mundo aprendiese a leer, entendiendo lo que se leía (lectura comprensiva) y en cuestión matemática, lo que se denominaba en aritmética, las “cuatro reglas”: sumar, restar, multiplicar y dividir.
En esa escuela, la prioritario era tener tiza para llenar la pizarra con letras (muestra de cada día) y serie de números, a los que se añadían unas cuentas y un dibujo. Mientras que el alumnado traspasaba a su cuaderno y realizaba todo ello, el maestro/a “daba de leer” (preguntaba la lección personalizada de ese día), pues no todos iban por la  misma página ni por el mismo grado, porque en aquel entonces, aún las escuelas eran unitarias, y en ella se mezclaban aprendices desde los 4 a los 10 años, y cada uno era atendido según sus necesidades (aunque todos deberíamos aprender lo mismo). A los 10 años y tras haber memorizado bien: las diferentes reglas ortográficas de nuestra lengua castellana que hacían que escribiésemos sin faltas al dictado, las operaciones sin error de cálculo matemático y problemas lógicos de aplicación de las reglas aritméticas, la geografía nacional de provincias, montañas, ríos y afluentes, las diferentes familias de animales y de saber defender públicamente de forma oral, cualquier argumento sobre un tema determinado; llegaba la hora de presentarnos al denominado “examen de ingreso”, no al de  la universidad (como hoy) sino el que aprobándolo,  te permitía granjearte la entrada al instituto y así empezar tu bachillerato elemental primero y superior después.
Pero volviendo a la escuela, allí no había maestros especialistas, allí, solo la figura del maestro o maestra  (por aquel entonces, nacional) y sus “imaginativas soluciones” a la falta de material inexistente y que si lo había era el mapa de nuestra “vieja España” en su versión política y a sus espaldas, la física.
MI ADMIRACIÓN,  RECUERDO Y AGRADECIMIENTO PARA TODOS ELLOS.

¿Recuerdas esa escuela? Si es así, ya has pasado de los cincuenta. Yo, ya hace mucho.

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