He vuelto a
recordar que en una de mis clases, cuando enseñaba Lengua al entonces
alumnado de la extinta EGB, mandé, como trabajo a realizar en un fin de semana,
que me escribiesen una redacción
sobre lo que ocurriría si, una mañana cuando nos levantásemos, nos
encontráramos con que la ELECTRICIDAD,
había desaparecido de nuestras vidas, y de cómo afrontar la nueva situación.
Fue una bonita experiencia escuchar como uno a uno de mis
alumnos, desgranaban sus ideas y ver, que había grandes coincidencias tanto en
las situaciones a las que hacían referencia como en las respuestas que
aportaban como posible solución a lo que
se veía como un gran problema.
Y ¿por qué he
vuelto a recordar esa experiencia? Pues la verdad es que el hecho de que a
partir de hoy, las tarifas eléctricas pasen
a ser muy caras,( a pesar de que ya hay bastantes ciudadanos y seguirán
aumentando, que padecen de pobreza
energética) o su discriminación por tramos horarios para intentar ahorrar
unos pocos de euros al mes, o el simple hecho de que miremos a nuestro
alrededor y veamos la cantidad de maquinaria, de pequeños y grandes electrodomésticos
que se mueven gracias a la electricidad, la luz, que ilumina nuestras calles,
el uso de las nuevas tecnologías, los avances tan extraordinarios en el
conocimiento casi inmediato que se obtiene gracias al uso de internet…Sería innumerable hacer una relación de
todas y cada una de las cosas que gracias a la electricidad, nos facilitan la
vida desde que nos levantamos : luz, radio despertador, tostadora, cafetera,
frigorífico, lavadora, vitrocerámica, lavavajillas, aspiradora, televisión, teléfonos
móviles o fijos… y un sinfín de cosas más
que en la mente de todos están.
Pues bien, cuando la electricidad domina todas las
actividades de nuestra vida, cuando ha permitido avances poco menos que impensables
hace algunos años, cuando de sobra es conocido que nadie duda de que hoy
seríamos incapaces de volver atrás y prescindir de ella, es el momento en que
se empieza a encarecer su uso.
No parece que vaya a bajar su precio, muy al contrario,
seguirá en aumento y es algo a lo que hemos de irnos acostumbrando. Los avances y la comodidad que ellos
nos proporcionan, tienen un alto precio.
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