Es curioso y me
llama la atención el comprobar la rápida
adaptación que las personas mayores han realizado a lo largo de este último
año para poder estar en contacto con sus
seres más queridos, para poder verlos, aunque fuera en la distancia y
así poder hablar cara a cara a pesar del distanciamiento y de las
restricciones.
Apenas han tenido
tiempo para comprender la forma en que se puede hacer una videoconferencia
por Whatsapp. Fueron unas clases
contrarreloj y algunos casi partiendo de cero. No importaba equivocarse o no,
las llamadas la realizaban otros y al finalizar, colgaban también otros. Ellos, solo tenían que saber descolgar
para estar en línea. (esa era la frase mágica que hacía que muchos de ellos
perdieran el miedo que les daba sus equivocaciones)
¿Quién de nosotros
no conoce a alguien a quien le haya costado mucho el adaptarse a llevar consigo
un teléfono móvil en su bolsillo?
Nuestros mayores
han estado acostumbrados a que las llamadas se realizaban a través del teléfono fijo, ese que estaba en todos
los hogares antes de la invasión de la fibra y sus móviles, ya que casi siempre
estaban en casa a la hora que les llamaban sus hijos o sus hermanos o demás
familiares o amigos. La telefonía móvil,
ha costado un sobreesfuerzo para muchos de ellos, pero si además del normal
uso de la línea telefónica, le añadimos el Whatsapp y sus videollamadas , ese sobreesfuerzo
llega casi a extremos de hándicap casi insuperable, pero eso, CASI, porque no
ha ocurrido, sino que se han adaptado
rápidamente.
Admiración, es lo único que siento por estos nuestros mayores, tan resolutivos y con tantísima
capacidad de aprendizaje todavía. Todos deberíamos seguir su ejemplo una vez más.
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