Si el otro día hablaba de cabezas que no han pensado bien
lo de las posibles reuniones familiares para la celebración de la navidad, hoy
lo que me llama la atención en la cantidad de “cerebros” (de personas
estudiosas y bien formadas), que han abandonado nuestra tierra para buscar un
futuro mejor y que les ayudase a desarrollar toda esa ciencia que en sus mentes
se archivaba en forma de proyectos varios.
No son pocos los españoles que han llegado a lugares
donde se premia y se destina dinero a buscar la innovación y la investigación
como la forma de avanzar en los conocimientos y de poder elaborar respuestas a
situaciones imprevistas que pueden causar daño al ser humano, a los animales y
por tanto al planeta entero.
En España el concepto de I+D+I, engloba este tipo de
actividades a nivel empresarial, que llevan como objetivo mejorar sus productos
mejorando el proceso productivo de ellos o bien a nivel estatal mediante la
convocatoria de becas para el desarrollo de todas las actividades tendentes a
ello.
Pero también está el CSIC,
(Consejo Superior de Investigaciones Científicas) poco conocido para muchos españoles, y que se
trata de una agencia estatal del Ministerio de Ciencia, que desde su creación
en 1939, tiene por objeto la realización de investigación científica y tecnológica,
a la vez que de formar a investigadores.
Este sería el organismo junto con el propio Ministerio,
encargado de hacer que, todos esos científicos e investigadores españoles que
están fuera de nuestra tierra, dirigiendo muchos de ellos organismos públicos
de otros países, y realizando auténticos avances en multitud de áreas del
conocimiento, pudiesen regresar a su país pero, eso sí, en igualdad de condiciones que las de su lugar
de trabajo actual. Otra nueva “ I ” que habría que añadir a la I + D + I, la de
inversión. Invertir en proyectos de ciencia, de medicina, de tecnología… es
caro, y a la larga, se recupera la inversión. Ojala pudieran volver todos los
que deseen hacerlo. ¡APOSTEMOS!
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