A veces, nos hacen la pregunta
en algún lugar ¿cuál es su código postal?
Me quedé pensando y fruto de esa meditación, escribo estas
líneas.
Sé que este post ,
probablemente, no lo van a leer aquellos de los que hoy hablo, no tienen acceso
fácil a las nuevas tecnologías de la información, no tienen acceso ni a las más básicas reglas de la comunicación, no tienen receptor,
aunque a veces sí tengan mensaje y emisor.
Ese emisor, por el que pasamos
de largo, ese que nos encontramos en cualquier plaza o esquina o puerta de iglesia o comercio, solicitando
una ayuda de subsistencia, una ayuda para comer, una ayuda para vivir; ése emisor,
tiene un mensaje que trasmitirnos, pero no le dedicamos tiempo a que ello
ocurra, no nos paramos ni siquiera a darle un “buenos días o buenas tardes”, ya
lo prejuzgamos y mejor…pasamos de largo. A lo sumo, aportamos una pequeña
limosna, “si llevamos suelto”. Nuestra conciencia cívica, queda así libre.
Pero, me llegó a preocupar, la
pregunta, pensando en ellos (los sin techo), y que cuando le pregunten por su
código postal, su respuesta sea…la calle. Código postal 0.
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