Antes de nada, desde estas líneas quiero expresar mi sentimiento
de dolor por las 7 vidas humanas que se han
perdido.
AL PERRO FLACO…
Ese refrán es el que me ha venido a la mente como consecuencia
de las últimas
lluvias torrenciales que han azotado al levante español.
Es difícil afrontar una catástrofe de tal magnitud, que
arrasa con las ilusiones y esperanzas de muchas familias que las habían puesto todas, en el momento de recoger la cosecha de su esforzado trabajo con la tierra y en esas simientes de las que cuidaban y de las que ya, no obtendrán sus frutos.
Ya no podrán cosechar, el agua ha acabado con todo, por lo que gran parte de la capacidad económica de muchas familias, (dedicadas por entero a la agricultura) se verá considerablemente mermada.
Ya no podrán cosechar, el agua ha acabado con todo, por lo que gran parte de la capacidad económica de muchas familias, (dedicadas por entero a la agricultura) se verá considerablemente mermada.
A ello hemos de unir la gran pérdida que en sus hogares,
han sufrido también y con ello, se han ido sus enseres, su trabajo, sus ahorros, sus sacrificios , sus recuerdos.
Normalmente, suelen ser familias humildes, que apenas van
a poder levantar cabeza, sobre todo teniendo en cuenta, que hace unos años ocurrió exactamente lo mismo
y que tuvieron que hacer frente a una reconstrucción tanto de
edificios como de tierras de labor, y para los que tuvieron que pedir préstamos
bancarios, que aún hoy han de seguir pagando. Pues, ahí es donde, el refrán
cobra sentido.
Mientras tanto, toda la solidaridad y esfuerzo que se ha
realizado, han de ser reconocidos y agradecidos.
Pero (a quien corresponda) ya se deberían de tomar
medidas urgentes, para que en lo posible se atenúen las consecuencias de alguna
otra DANA (depresión aislada en niveles altos) que pueda aparecer, pues los
fenómenos meteorológicos tienen una componente cíclica por todos conocida.
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