Desde hace unos días estamos asistiendo a una subida de temperatura extraordinarias, estando alcanzando niveles de hasta 45 grados a la sombra.
Consecuencias de ello, podemos sacar algunas, desde la dificultad para el normal desarrollo de
la actividad diaria hasta el grave problema que se está presentando a los agricultores y a sus productos de regadío.
Con el aumento de las temperaturas, los productos necesitan más aporte de agua pero a su vez,
debido a la falta de abundantes lluvias,
el agua se convierte en un bien muy preciado y que del que se debe cuidar hasta la última gota, por ello,
los agricultores lo pasan tan mal, pues piden aumento de sus cuotas de uso de
aguas de regadío y no se las conceden debido a su escasez.
Problemas, que a la
larga nos repercuten a todos nosotros como consumidores
que somos. Los productos agrarios, son menos, por tanto suben sus precios y el encarecimiento limita más su consumo.
Temperaturas altas, esas que hace ya varios años van aumentando
poco a poco nuestra capacidad de adaptación y nos van haciendo comprender ese
concepto tan manoseado ya, del CALENTAMIENTO
GLOBAL.
Alguien me comentó una vez que el desierto del Sahara, se extendería hasta más allá de Despeñaperros,
me pareció una exageración, pero si las temperaturas siguen aumentando, esa
exageración estará más cercana de ser realidad.
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