Un año más, como si de una noria se tratase, vuelve el
mes de febrero con una tradición muy de nuestra Córdoba, los tradicionales puestos de caracoles. Quizás, tras la
floración de los almendros, sea ésta la segunda pista de que la primavera se
acerca y lo hará el 20 de Marzo, un día después de celebrarse San José.
La siguiente pista que no dejará lugar a dudas, será la
llegada de las primeras procesiones, aunque este año, como casi todas las
hermandades y cofradías ya saben, no las habrá.
Como he dicho, esta tradición tan cordobesa ha ido en
aumento (como la de puestos de castañas asadas) y lo que empezara con unos 4 o
5 puestos callejeros de venta de caracoles, hoy su número ha ido creciendo y
raro es el barrio que no cuenta con alguno o algunos. (No voy a poner yo un listado de posibles puestos, porque quedan reflejados en este ENLACE.
De igual manera, si originariamente la venta se limitaba a
los “chicos”, guisados y servidos en su típico caldo, hoy han ido aumentando
las especialidades y desde la “cabrillas” (gordos) en salsa de tomate a las
cocinadas con salsa de queso roquefort, o en salsa de almendras, o en salsa de
la abuela, o en salsa picante (picantones) y casi con todas las salsas que un
gourmet pudiera desear, hoy se pueden encontrar en ellos.
Llega la temporada de los caracoles, y lo que años atrás eran pequeños charnaques para venta
y llevada a la casa, hoy se han convertido en auténticos lugares similares a bares, donde
además de los mencionados caracoles, también podemos pedir la bebida para su
acompañamiento e incluso, sentarnos en las mesas que a modo de terraza de bar,
les rodean.
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