miércoles, 3 de abril de 2013

REFLEXIÓN.-

Hace ya mucho tiempo que deseaba, solo por decirlo y sin ánimo de crear ningún tipo de polémica, que no me parece bien lo que está ocurriendo con los bienes eclesiásticos, que aunque son patrimonio de todos los católicos españoles, hoy, para entrar en algunas catedrales, o iglesias mayores, ermitas… haya que abonar un ticket de entrada, dicen que es para su mantenimiento, pero también para ello son nuestros impuestos y la señalización de la casilla correspondiente en cada declaración de la renta anual.
Lo mismo  ocurre últimamente con los desfiles procesionales, en algunas capitales de provincia, donde, en la zona de la denominada carrera oficial, se cierra a cal y canto la posibilidad de ver el paso de las hermandades y sus santos, elevando,  la parte  de separación entre el acerado y la calzada, mediante unos enormes mamparos, a modo de muros, eso sí, bien tapizados para que no sea  tan  chocante,  su visión; y para poderlos ver, hay que comprar una plaza o una silla para un día o bien un abono para todos los desfiles procesionales, y con lo que hace negocio una determinada empresa a la que se le ha asignado su explotación, o bien, a la misma agrupación de cofradías que luego repartirán el beneficio entre todas las hermandades o lo dedicarán a actividades diversas.
No. No estoy de acuerdo con que ocurran así las cosas y por eso, aquí dejo mi contrariedad.Quién sabe si el nuevo Papa, empieza a cambiar cosas y volvemos a ver la Semana Santa con el fervor necesario y no como un espectáculo turístico más.

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