Esta semana ha estado marcada por un acontecimiento que me hace reflexionar.
Voy a intentar ser muy aséptico en mis comentarios.
En Boston, unas bombas hacen explosión durante la celebración de su mundialmente conocida prueba de maratón.
La policía investiga y localiza (en pocos días) a los “presuntos autores del hecho”.
Uno muere en el tiroteo que se produjo y el otro, su hermano, huye y se esconde.
La policía sigue haciendo su trabajo y, cerca y cierra la ciudad, obligando a permanecer en sus casas a todos los habitantes, mientras que se inspeccionaban una a una las casas del pueblo llamado Watertown (ciudad del agua, en español) de ahí que lo encontrasen escondido en una barcaza que adornaba el jardín de una casa.
La policía acabó cumpliendo con su trabajo, arrestando a los sospechosos, aunque produciéndose tiroteos, es casi lógico, las heridas de gravedad o incluso la muerte. (Aquí es donde me detengo a reflexionar)
Y mi reflexión, va más en el sentido de admirad la “colaboración ciudadana” que parece ser que han mostrado todos y cada uno de los habitantes del tranquilo lugar.

En fin, que cada uno extraiga sus propias conclusiones.
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