CALIMA, La Aemet (Agencia española de meteorología) define a la calima como la disminución
de la visibilidad por la presencia de partículas secas que deja el cielo de
colores ocres con tonos anaranjados.
Son partículas de
polvo que vienen arrastradas desde el desierto del Sahara por la borrasca en que está inmersa ahora la península, llamada
Celia.
Y aunque llovió en los días anteriores, este día no ha llovido,( si lo hiciese, llovería barro) se ha notado la
presencia de ese polvo en suspensión, en todo lo que se encuentra parado en las
calles de nuestras ciudades, en particular, sobre los vehículos, a los que les ha otorgado un color amarronado
claro.
Este fenómeno,
no es muy habitual, pero no por ello es algo extraño, si bien, se han de tomar ciertas medidas de autoprotección
ante el acontecimiento, pues al ser polvo en suspensión, esos diminutos granos
de arena, pueden entrar en nuestro organismo y causar algún tipo de daño en
nuestros bronquios y pulmones, por lo que, hemos de hacer algo que ya estamos
acostumbrados, (por otra causa anterior) hemos de salir lo menos posible a la calle y en caso de hacerlo, tapando nuestra boca
y nariz con la súper conocida mascarilla
fpp2.
Y es que, parece que no
nos libramos de ninguna “cosa buena”: pandemia de covid que
de nuevo va en aumento el número de contagiados, (miedo), reclusión, (miedo),
subida desmesurada de electricidad y de las gasolinas (junto a todos los
productos de primera necesidad) guerra de Ucrania, (miedo), calima, huelgas de
diferentes sectores que se van a ir encadenando…
En fin, que la
sucesión de motivos para la falta de alegría
es una realidad.
Pero no pasa nada, ya mismo pasarán todos estos sucesos
que nos entristecen y volverán los días
de verano con su sol y su soporífero calor. La entrada de la primavera está también cercana. A
partir del jueves hay previsión de que todo lo referente a este tiempo raro cambiará,
y yo creo, que será para mejor.
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