Ya se ha conseguido, ya todos
estamos un poco menos libres. Ya en Andalucía, empezarán a cerrarse bares,
restaurantes y los pequeños negocios familiares y los grandes centros
comerciales a las 6 de la tarde. (en principio, solo cierran hasta el día
siguiente y esperemos que al menos sea así cada nuevo día y no tengan que
acabar cerrando definitivamente sus persianas).
Las calles volverán a quedarse
solas y silenciosas, tristes. Y por si esto fuera poco, a partir de las 22
horas, nadie podrá estar por las calles hasta las 7 de la mañana del día
siguiente.
De nuevo viene con fuerza y mandando mensajes de dolor y muerte.
Las autoridades, se ven en el difícil papel de poner en un platillo de la
complicada balanza diaria, la economía
que mueve al mundo y con la que avanzan las sociedades modernas y en el otro
lado de esa balanza, la salud y el
intento de superar la mala racha que este mortífero virus está dejando.
Cuesta mucho creer que, un
casi invisible bicho, se pueda convertir en la peor de las pesadillas,
no solo de un país sino de todo un planeta y lo difícil de resulta poder
doblegarlo, aunque se sabe que así actúan los virus hasta que aparece una
vacuna como antídoto ante ellos.
Sea como sea, lo cierto es que
nos vemos obligados a guardar no solo las tres medidas conocidas de sobra ya,(mascarilla,
manos y metros) sino que a ellas hoy añadiremos otra, la del mayor tiempo posible en casa, aunque
esta sea a título de recomendación, la de no salir a la calle y si lo hacemos, que sea solo a lo imprescindible.
Ah, por cierto, cuenta como
imprescindible, el llevar a los
hijos en edad escolar a sus centros de estudio y recogerlos a su salida. En fin,
a 9 de noviembre, estamos intentando
que estas navidades, sean, al menos,
llevaderas y con la posibilidad de
poder juntarnos aunque sea en la calle y viendo su alumbrado o algunos escaparates
adornados para la ocasión. Si esto llega a suceder, daremos por bien empleado
este nuevo sacrificio que hoy empezamos.
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