Solo eran las seis
de la tarde, y aunque ya las últimas luces del sol empezaban a abandonar el
firmamento, aún no estábamos preparados para ver cómo una tras otra, las
persianas de los diferentes negocios de aquella calle central, iban bajando para impedir así la entrada al interior.
Era la aplicación de las medidas que se habían ordenado
para los 15 días siguientes, en un
intento por rebajar la tensión hospitalaria que se padecía y que estaba
empezando a ser preocupante por el alto número de nuevos enfermos que cada día
aparecían
Eran las seis de
la tarde y las calles de la ciudad empezaban a encender sus farolas, como
queriendo alumbrar a los pocos transeúntes que aun las recorrían y que buscaban
ya el regreso a sus casas, pues nada había que hacer ya sino regresar y
quedarse en el interior de los hogares el mayor tiempo posible. El día acababa y el cierre de los
negocios así lo confirmaba.
Algunas horas
quedaban aún para tener obligatoriamente que quedarse dentro, pero la verdad, que nada interesante había ya que
hacer en las calles, la vida en ellas, con el cierre de sus negocios, se
acababa y por tanto no era ya atractiva la permanencia.
La resiliencia (o capacidad de adaptación de los seres vivos frente a un agente
perturbador o un estado o situación adversos) del ser humano es impresionante y por ello, de
la noche a la mañana nos acostumbramos
a este nuevo horario de realización de las actividades sociales y quizás también
porque la naturaleza ayuda a ello, con el
adelanto de la llegada de la tarde-noche de noviembre y por el cambio
de hora, de este mes.
Sea como fuere, lo cierto es que las calles se ven
desiertas y en bastante medida hasta en ellas se refleja la tristeza que a
todos nos produce esta situación a la que cada día nos enfrentamos con mayor
resignación, esperando a que de nuevo y muy pronto seamos capaces de aplicar la segunda de las acepciones de la palabra de moda, la
nueva resiliencia que permita al sistema recuperar nuestro estado
inicial cuando haya cesado esta perturbación a la que estamos sometidos. (Véase la definición de la RAE).
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