lunes, 16 de noviembre de 2020

LAS SEIS DE LA TARDE.-

Solo eran las seis de la tarde, y aunque ya las últimas luces del sol empezaban a abandonar el firmamento, aún no estábamos preparados para ver cómo una tras otra, las persianas de los diferentes negocios de aquella calle central, iban bajando para impedir así la entrada al interior.
Era la aplicación de las medidas que se habían ordenado para los 15 días siguientes, en un intento por rebajar la tensión hospitalaria que se padecía y que estaba empezando a ser preocupante por el alto número de nuevos enfermos que cada día aparecían
Eran las seis de la tarde y las calles de la ciudad empezaban a encender sus farolas, como queriendo alumbrar a los pocos transeúntes que aun las recorrían y que buscaban ya el regreso a sus casas, pues nada había que hacer ya sino regresar y quedarse en el interior de los hogares el mayor tiempo posible. El día acababa y el cierre de los negocios así lo confirmaba.
Algunas horas quedaban aún para tener obligatoriamente que quedarse dentro, pero la  verdad, que nada interesante había ya que hacer en las calles, la vida en ellas, con el cierre de sus negocios, se acababa y por tanto no era ya atractiva la permanencia.
La resiliencia (o capacidad de adaptación de los seres vivos frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos)  del ser humano es impresionante y por ello, de la noche a la mañana nos acostumbramos a este nuevo horario de realización de las actividades sociales y quizás también porque la naturaleza ayuda a ello, con el adelanto de la llegada de la tarde-noche de noviembre y  por el cambio de hora, de este mes.
Sea como fuere, lo cierto es que las calles se ven desiertas y en bastante medida hasta en ellas se refleja la tristeza que a todos nos produce esta situación a la que cada día nos enfrentamos con mayor resignación, esperando a que de nuevo y muy pronto  seamos capaces de aplicar la segunda  de las acepciones de la palabra de moda, la nueva resiliencia que  permita al sistema recuperar nuestro estado inicial cuando haya cesado esta perturbación a la que estamos sometidos. (Véase la definición de la RAE).

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