Los días van pasando y todos los contemplamos, a través del cristal de la ventana más próxima, esperando ver el bullicio y la multitud, que en otro tiempo era habitual, a través de él. No
ocurre así y hoy las calles parecen estar como las bolsas de todos
los países, en caída libre. No se oyen los típicos ruidos de cualquier mañana,
de coches, de niños chillando, de mochilas arrastradas junto a carritos de la
compra, de los abuelos llamando a sus nietos que corren cual almas que se lleva
el diablo, de ajetreo y prisas…No, hoy no hay ruidos, hoy se oyen mejor que
nunca los pájaros, los pocos que parecen quedar, pues ni siquiera hay gran
cantidad de ellos. No, hoy no hay
ruidos, hoy reina el silencio, que no la alegría, silencio como
señal de miedo, silencio por cansancio, silencio por dolor y pena, hoy no hay
ruido, hoy solo la esperanza mueve el
mundo, sin saber muy bien qué cantidad de esperanza hemos de tener aún y si en
verdad, lo único que nos queda es, no
perderla. Hoy las cifras de nuevo nos dejan con la apremiante necesidad de
encontrar algún resquicio por donde esa esperanza se pueda canalizar, con
muchas más ganas de que este pesadilla nos deje de atosigar y con esa esperanza
puesta en el final de este terrible sueño, que lejos de ser una ensoñación, es
una tozuda realidad de trágicos finales.
Los mayores son
los más afectados y los que más bajas van dejando en esta otra guerra que hoy les ha tocado vivir en el
cenit de su historia, mientras recuerdan, que también en el principio de ella, la guerra les
acompañó a la gran mayoría…pero no solo son los mayores, esta pandemia no tiene
ninguna consideración a las edades, solo actúa y persigue y nosotros, como en aquel
juego de nuestra infancia(el escondite) estamos deseando
que alguien grite aquello de “Salvo, por mí y por todos mis compañeros” para volver a salir y para ver a nuestros convecinos,
para reír de nuevo, para volver a vivir sin miedo pero con muchas, muchas cosas
cambiadas. Sí, la sociedad del mañana habrá cambiado porque en la mente y
corazón de cada uno de nosotros, habremos realizado anotaciones personales, anotaciones
íntimas para seguir adelante. Habremos reflexionado y elaborado una nueva
escala de valores.
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