Entramos en las
fechas más ingratas para los recuerdos.
Parece mentira que unas tan entrañables fiestas, sean además las que nos harán evocar los
más ocultos y profundos recuerdos, esos que nos hacen pensar no solo en otros tiempos pasados, sino en otras
personas que ya están ausentes.
También es verdad, que es el tiempo de los saludos. Muchas familias que están distanciadas,
se encargan de volver a juntarse en esta época, de volver a esos cordiales e íntimos encuentros, que casi
siempre acontecen alrededor de una gran
mesa y con abundante y variada gama de alimentos.
Es la llamada cena
de Nochebuena, la cena del día 24 de este mes, que como no puede ser de
otra manera, suele dejar alimentos en cantidad para continuar su ingesta en el
día de Navidad (el 25).
Es fechas para
pasear, para serenarse, para saludarse y abrazarse, para desearse lo mejor,
para sentirse cerca, para tener empatía con los que nos rodean y comparten
estos días de felicidad, de paz y
alegría.
Estamos aún algo lejos de lograrlo, estamos otro año
más muy pendientes de lo que poder o no
poder hacer por el bien social, para evitar nuevos contagios, y es tiempo
no solo para recuerdos del pasado sino para recordar lo que en este presente
hemos de traer a la memoria y es aquella regla de las tres M, famosa desde ya
hace un año (mascarilla, lavado de manos y metro de separación)
pero este año, ya vacunados
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