Estamos a las puertas del largo puente que configuran los días 6
(Día de la Constitución) y el día 8 (Día
de la Inmaculada Concepción), al coincidir en lunes y miércoles respectivamente, agregándoseles el sábado y
domingo anteriores y con él llegan, los posibles
movimientos de personas hacia otros lugares diferentes a los de sus residencias
habituales, es lo propio de los puentes y también, la cercanía a las fiestas
navideñas hará que los comercios se
atiborren de compradores que adelantarán sus encargos de Papa Noel o de Reyes Magos.
Es lo que habitualmente se solía hacer antes del traicionero ataque vírico y
ahora que empezábamos a ver una posibilidad de salida, al estar muchas personas
vacunadas y al ir ya, en muchísimas ocasiones y sitios, sin la cotidiana
mascarilla, ahora surge una nueva
variante que, a poco que empiece a hacer su trabajo, nos volverá a plantear
la posibilidad de restricciones y de
movilidades más reducidas y con aforos de comercios y locales de
restauración muy controlados y limitados. De nuevo la mascarilla y el distanciamiento social empezarán a ser compañeras
de nuestra vida diaria.
Y ¿qué nos traerá la Navidad? ¿La Nochebuena? ¿La Nochevieja?
¿Las cabalgatas de Reyes Magos? ¿Los
paseos por las iluminadas calles
principales de las ciudades? ¿Las reuniones
familiares con más miembros de los que constituyen la unidad familiar bajo
un mismo techo? ¿Las comidas con amigos
o compañeros de trabajo?...
Como adivino no
se puede ser, solo corresponde dejar en el aire esas cuestiones que todos y
cada uno de nosotros nos planteamos y que, según
el grado de positivismo que tenga la persona
que las conteste, el escenario será totalmente diferente, y abarcará la
solución que será la que habrá que tomar próximamente.
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