Con estupor, leí el otro día que, según los datos que maneja la DGT (Dirección General de Tráfico), durante el pasado año, el 30 % de los accidentes de automóvil que se produjeron en nuestro país, estaba causado por mayores de 65 años y fundamentan así el nuevo marco que se pretende poner en marcha, sobre la renovación del carnet de conducir, obligando a acortar los plazos de validez de este, cuando el conductor tenga más de 60 años, y haciendo que los requisitos para su renovación, a la vez de ser más frecuente en el tiempo, serán también más costosos para una persona jubilada que para una en activo.
También se aduce la pérdida de reflejos que a esa edad se
tiene ya…igual en otro momento hablo de ello.
Pero como en
todas las monedas, la noticia con la
que se iniciaba esto, tiene otra cara si
en vez de decir que el 30% de los accidentes
los causan los mayores de 65 años, dijese que el 70% de los accidentes, lo
producen los conductores de menos de 65 años. (Tremenda diferencia a la
hora de dar la noticia y por tanto de buscar quién debe “pagar el pato”) No debería ser el 30% quien lo asuma,
sino más bien el otro 70%...¡No creen
que es más lógico!. A mí, me lo parece. O, al menos, ser tratados todos por igual o si se
busca, buscar mejores argumentos, nuevos y menos numéricos y no tan dirigidos a señalar a un tramo de población que ya está bastante
castigado y que es aquel que hasta está ayudando a mantener en bastante grado
la (que no quiero calificar) economía diaria de nuestros castigadísimos hogares. En fin, para pensárselo.
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