sábado, 1 de febrero de 2020

CORONAVIRUS.-


Llevamos unos días que solo oímos hablar del “coronavirus”, como si fuese el rey de los virus y por ello lo de la corona (aunque todos sabemos que son un grupo de virus y no solo uno). Pero este sí que parece el rey, por el montón de información que está provocando y la cantidad de medidas mundiales que se están tomando para hacerle frente y que no cause más muertes que las estrictamente necesarias y de ellas muchas ya ocurridas.
De origen chino, en la ciudad de Wuhan, poco ha tardado en expandirse por casi todo el planeta y menos ha tardado en crear alguna alarma social. Hay preocupación, sin duda. Hay mucha información, alguna de ella, no muy bien intencionada, y convirtiéndose rápidamente en bulos que inundan las redes sociales. Pero ello, no nos debería hacer que nos sintiésemos libres de preocupación, puesto que es un virus, aún no controlado y que viaja libre por el mundo, y que además, tiene la “virtud” de infectar sin necesidad de dar la cara de sus síntomas, por lo que pasa  muy desapercibido entre la población.
Y aún más preocupante es la tremenda movilización de países para traer de vuelta a sus paisanos asentados en China, y que son aislados nada más llegar a tierra, al menos durante 15 días.
Preocupación, claro que hay, lo que aún no hay es alarma. Y lo más preocupante, los políticos nos piden tranquilidad  reconociendo así que ¡mal andamos!
Nuestro sistema sanitario es magnífico y se enfrenta muchas veces con estos microscópicos seres (virus) y les vencen casi siempre, esta vez, seguro que no será menos. Así empieza este febrero, esperemos que cuando termine todo haya pasado y solo sea un recuerdo, aunque ese recuerdo nos haya hecho  reflexionar un poco más sobre el mundo que compartimos.

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