Permítanme este pequeño juego de palabras (de lanzar
moneda al aire) para comenzar mi post de hoy.
Cara, por supuesto que es cara la luz, y parece que eso
no tiene fin; cada vez nos llevamos una sorpresa cuando llega el “recibo”
mensual y nos damos cuenta que rondar los 100€ es casi poco menos que
imposible, a no ser que pasemos frío en invierno y calor en verano, es decir,
no usemos los aparatos de climatización en nuestras casas y tampoco encendamos
lámparas en exceso para alumbrarnos. Cara, sí que es cara, y por ello cada día hay
más ciudadanos entre los llamados a la pobreza energética. Hoy en impensable
creer que sin electricidad podemos seguir viviendo pues, casi en todos los hogares es ella la
encargada de hacer funcionar desde el timbre de una puerta de entrada, hasta la
placa de la cocina (vitrocerámica, inducción…) que nos facilite el alimento
caliente de cada día, hasta incluso gracias a ella podemos ver la televisión
que a tantos y tantas horas acompaña.
Luz cara, pero después de dicho esto, me llama la
atención que no veamos de igual modo la
alta factura que pagamos por la prestación de los servicios de telefonía y de
acceso a internet y con él al whatsapp, que en casi el 90% de los hogares existe ya hoy, la telefonía móvil tan habitual como necesaria para todos.
No nos importa tanto pagar esas altas cantidades por LA
COMUNICACIÓN, por la necesidad imperiosa de comunicar con nuestros amigos, con
nuestros familiares, con aquellos que estando en la
lejanía de nuestros hogares siguen estando tan cerca de nuestros corazones. Comunicarnos
y poder así expresar nuestras alegrías, tristezas, ideas, proyectos, añoranzas, sueños…eso,
como decía un anuncio de tarjetas de crédito, ¡eso no tiene precio! porque la comunicación es tan importante que su falta puede ser causa de graves problemas en las relaciones interpersonales-
Pero,
compañías de telecomunicación, no abusen en su precio .
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