Durante esta última semana se
viene celebrando en Madrid una cumbre internacional para intentar ponernos de
acuerdo en emitir menos gases contaminantes a la atmósfera y que ésta resulte
menos perjudicada y perjudicial para
poderla respirar por nosotros mismos.
No es lógico que hayamos
tenido que llegar a estas alturas de contaminación para hacer caso de los
expertos que aseguran que vamos por muy mal camino y que el calentamiento
global de nuestro Planeta traerá consigo cambios tan tremendos que pueden
llegar a ocasionar el final de la forma de vida que actualmente tenemos.
(AUNQUE LAS OPINIONES NO SON UNÁNIMES)
Pero centrándonos en la cumbre
internacional, que debería de servir para ponernos a todos de acuerdo, nos
damos cuenta que hay grandes países que no asisten y que también tienen buena
culpa de la degradación existente pero, que no tienen ninguna intención por
hacer nada en beneficio de la recuperación.
Contaminar es fácil, hemos
creado una sociedad de desarrollo en la que nos ha importado poco o nada, dejar
sin pulmones (bosques y arboledas, parques, jardines…) a nuestro entorno y
hemos construido grandes mega-ciudades en los lugares destinados a que la
naturaleza perviviera, invadiendo sus dominios, sin pararnos a pensar que esos
dominios tenían dueño y que más tarde o temprano, volvería para adueñarse de
nuevo de ellos.
Hemos creado medios de
transporte que no tenían en cuenta la polución y que contaminaban nuestro aire.
Fábricas que poco o nada filtraban los humos que lanzaban a la atmósfera. Hemos
perforado con miles de satélites y naves espaciales, una compacta atmósfera que
nos protegía y que filtraba los temidos rayos solares que tan perjudiciales son
para nuestra piel. Hemos, en definitiva, avanzado hacia una sociedad más
prospera pero a sus vez más despersonalizada, más deshumanizada, más alienada,
más artificial y en la que hemos de encontrar (aunque nos parezca tarde,
nunca lo es) un espacio para respirar, para volver a sentir los olores
naturales de las plantas y de las flores, un espacio más naturalizado y en el
que la contaminación pueda llegar a ser un sueño del pasado, una realidad no
alcanzada.
La Naturaleza es sabia, así
dice el refrán, y esperemos que así sea y logre, con las lecciones que nos está
dando últimamente, que todos los países y todos y cada uno de los gobernantes de este mundo, tomen
conciencia de las acciones que hay que desarrollar para la recuperación o al
menos la no más degradación de nuestro Planeta, porque creo que los ciudadanos,
ya lo estamos.
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