lunes, 9 de diciembre de 2019

A PROPÓSITO DEL CAMBIO CLIMÁTICO.-


Durante esta última semana se viene celebrando en Madrid una cumbre internacional para intentar ponernos de acuerdo en emitir menos gases contaminantes a la atmósfera y que ésta resulte menos perjudicada y perjudicial  para poderla respirar por nosotros mismos.
No es lógico que hayamos tenido que llegar a estas alturas de contaminación para hacer caso de los expertos que aseguran que vamos por muy mal camino y que el calentamiento global de nuestro Planeta traerá consigo cambios tan tremendos que pueden llegar a ocasionar el final de la forma de vida que actualmente tenemos. (AUNQUE  LAS OPINIONES NO SON UNÁNIMES)
Pero centrándonos en la cumbre internacional, que debería de servir para ponernos a todos de acuerdo, nos damos cuenta que hay grandes países que no asisten y que también tienen buena culpa de la degradación existente pero, que no tienen ninguna intención por hacer nada en beneficio de la recuperación.
Contaminar es fácil, hemos creado una sociedad de desarrollo en la que nos ha importado poco o nada, dejar sin pulmones (bosques y arboledas, parques, jardines…) a nuestro entorno y hemos construido grandes mega-ciudades en los lugares destinados a que la naturaleza perviviera, invadiendo sus dominios, sin pararnos a pensar que esos dominios tenían dueño y que más tarde o temprano, volvería para adueñarse de nuevo de ellos.
Hemos creado medios de transporte que no tenían en cuenta la polución y que contaminaban nuestro aire. Fábricas que poco o nada filtraban los humos que lanzaban a la atmósfera. Hemos perforado con miles de satélites y naves espaciales, una compacta atmósfera que nos protegía y que filtraba los temidos rayos solares que tan perjudiciales son para nuestra piel. Hemos, en definitiva, avanzado hacia una sociedad más prospera pero a sus vez más despersonalizada, más deshumanizada, más alienada, más artificial  y en la que hemos de encontrar (aunque nos parezca tarde, nunca lo es) un espacio para respirar, para volver a sentir los olores naturales de las plantas y de las flores, un espacio más naturalizado y en el que la contaminación pueda llegar a ser un sueño del pasado, una realidad no alcanzada.
La Naturaleza es sabia, así dice el refrán, y esperemos que así sea y logre, con las lecciones que nos está dando últimamente, que todos los países y todos y cada  uno de los gobernantes de este mundo, tomen conciencia de las acciones que hay que desarrollar para la recuperación o al menos la no más degradación de nuestro Planeta, porque creo que los ciudadanos, ya lo estamos.

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