Fue hace tres días cuando, junto a mis alumnos, leíamos una historia introductora de un tema de la asignatura de Conocimiento del Medio. Hablaba de cómo el ser humano sobreexplotaba los ecosistemas sobre los que vivía. En ella aparecía, a modo de ejemplo, lo que ocurrió con los árboles de los “frutos del pan”. Y es ahí donde se nombraba al barco encargado de su transporte: Bounty.
El barco, fue en sus inicios un carguero, pero en 1787 lo adquirió la armada británica para transportar frutos del pan (alimento barato para los esclavos) desde Tahití hasta el Caribe. Y ahí empezó su leyenda.
El Bounty alcanzó la fama en 1789, por un motín que se produjo a bordo de la embarcación británica cuando surcaba los mares de Tahití y su final fue un hundimiento, para no dejar pistas.
¿Dónde estriba la curiosidad? Pues en que se hizo una réplica de ese barco hace 50 años, y hoy, debido al huracán Sandy, ha acabado también hundido. Otra curiosidad, sería aquella que dice el refrán español “hablando de la reina de Roma….”
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