A veces, sólo a
veces, la vida nos regala momentos
inolvidables, entrañables, imborrables y
que llegan sin esperar, como si fuese ese regalo de reyes magos que todos esperamos,
pero que nunca se acuerdan de traerte y cuando lo has olvidado, alguien dice…”¡toma
ya , el que estabas esperando hace tiempo!”.
Pues sí, así es la vida de caprichosa y de imprevista. A veces,
nos deja disfrutar de lo deseado.
Pero claro, no nos damos cuenta de que es un regalo y que
has de disfrutarlo en el momento que lo tienes, que no vale pensar en si lo
merecías antes o si ha llegado demasiado tarde, sencillamente, está y has de
disfrutarlo.
Los amigos, también a veces y solo a veces, te regalan
lo mejor de ellos, te regalan su
presencia, su compañía, su charla en la que nos cuentan sus alegrías y sus
sinsabores, su casa, en definitiva, su amistad, esa que hemos de disfrutar en
ese momento, no en el de antes o en el de después, porque como ya sabemos
todos, el hoy es el paso entre el ayer que no volverá y el mañana que quizás no
llegue.
La caprichosa vida, nos regala a veces...
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