Ha empezado el mes de la famosa frase “vuelta al cole”.
De eso, saben mucho los miles y miles de abuelos
que han de preocuparse a partir de ahora, de su o sus nietos y nietas. Han
estado descansando un poco de sus
labores durante el mes de agosto, pero,
solo un poco pues a partir de ahora, de nuevo a la carga.
Apenas son las 7 de la mañana cuando se levantan
bastantes pobres alumnos, porque sus padres comienzan a trabajar a las 8 y
antes, han de pasar por casa de los abuelos, para dejarlos con ellos y que sean
estos, los que les lleven al colegio a las 9. (En algunas grandes ciudades, la
hora de inicio se adelanta hasta las 6.30, pues las distancias que separan las
viviendas de padres e hijos, son mayores)
Pero un poco antes de salir para el colegio, los
abuelos los espabilan, les dan el desayuno a sus “nuevos hijos”, incluso les
cambian de ropa, pues aún traían el pijama puesto.
Les meten prisa, van muy retrasados y hay que
aligerar. Por fin, la primera fase del día está cumplida y los nietos ya en el
colegio o guardería.
Aprovechan para comprar y volver a casa a guisar. Algunos incluso,
ponen la lavadora con la ropa que sus hijos les han dejado porque ellos no han
tenido ni tiempo ni ganas de hacerlo, poniendo la excusa de que estaban reventados
del trabajo, cuando volvieron a casa.(que por supuesto,es muy cierto, sin duda).
Regresan a recogerlos de su jornada de cole,
y vuelven más de prisa aún a la casa porque hay que darles de comer a la carrera
para volverlos a llevar, esta vez a alguna de las muchas actividades extra-escolares que actualmente se pueden
encontrar y una vez allí, toca esperar a que acabe, pues no merece la pena ir y
volver a casa en tan poco tiempo.
Acaban las actividades de tarde y todavía queda un
buen espacio de horas para poder seguir “disfrutando” de y con ellos. Parque infantil
de la plazoleta más cercana, compra de chucherías, algún que otro grito desmesurado, alguna cabezonería , disputa con el niño de al lado...va llegando la hora de
subirse de nuevo a casa para la ducha y darles la merienda-cena, antes de que sus
padres vengan a recogerlos. Mejor, les ponen el pijama ya, por si por el
trayecto de vuelta a casa se duermen, así no habrá que despertarlos para ponérselo.
A las 9 de la
noche, acaban de llegar a recoger los padres a sus hijos, para llevarlos
a casa a dormir y poder empezar mañana tempranito una nueva jornada “agotadora”.
Abuelos, tenéis merecido el mejor monumento que se
os pueda realizar.
Y todo ello, queriendo, abrazando, besando, a ese
futuro que tanto os gusta contemplar, a esos nietos y nietas que son vuestro
diario tormento y sin duda, vuestro orgullo.
FELICIDADES, abuelos, ya llegó septiembre.
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