LOS
TRENES DE VAPOR. ¿Los recordamos?
Hoy se nos hace difícil creer, que no hace mucho tiempo, un
trayecto en tren, entre Córdoba y Madrid podía durar hasta 10 horas.
Si lo
comparamos con la hora y tres cuartos en que se realiza ahora, nos quedamos
boquiabiertos del avance que ha supuesto la alta velocidad española (AVE).
Pero, para los nostálgicos, se
echa en falta aquel tren de vapor que hacía que la minería del carbón fuese una gran bolsa de trabajo para nuestros vecinos del
norte de España.
Aquel tren que te permitía,
pasear por él, compartir junto a otras 7 personas (de ahí quizás su nombre) un
compartimento, charlar amistosamente con ellos, bajar la ventanilla y contemplar
el paisaje mientras el aire rozaba tu cara, e ir parando en infinitos pueblos
por los que transitaba; en algunos de ellos, dando tiempo suficiente a bajar
del tren al andén o al vestíbulo de la estación.
Esos trenes hoy han desaparecido,
y en sus terrenos han proliferado las vías
verdes, para pasear. Hubiese estado bien, apostar por los trenes antiguos, en algunos
lugares, que permitieran un paseo por la naturaleza a ritmo más sosegado que lo
que nos tiene acostumbrados la forma actual de vida, y en lugar de hacerlo a
pie (vía verde) poderlo hacer sobre un retazo de nuestra historia más reciente.
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