A veces, el empecinamiento de
algunas personas en la idea de querer cambiar todo lo establecido y aceptado, los lleva a ponerse al borde de precipicios abismales, con la
esperanza de que alguien, en el último momento, los ayude a no caer.
Ayer, los griegos, hablaron y
dijeron un claro NO a las políticas de interés general que (creemos) defiende
Europa, dijeron NO
a devolver los créditos concedidos para sacar adelante el país, endeudado, en
la forma y tiempo acordado. Dijeron NO al aumento de la edad de jubilación, dijeron NO al
ahorro en prestaciones generales y dijeron NO a dejarse de gastos innecesarios para que haya para los de primera
necesidad.
Bueno, pues ahora viene el momento de tomar decisiones,
al resto de países miembros del club europeo.
¿Qué hace cualquier club, con
los socios que no pagan sus cuotas, acordadas, después de darle los suficientes
plazos para ello? Cualquiera sabe que lo
expulsarían y dejaría de ser miembro de
ese club. Y también intentarían cobrar la deuda, por vía judicial.
¿Y si no lo hace? Pudiera
darse el caso de que los demás socios, siguieran el ejemplo del no pagador e
hiciesen lo mismo, dejar de pagar, con lo que abocarían al club a su
desaparición.
Y si se expulsa a Grecia, ¿qué
hará el gobierno de ese país y sus ciudadanos? Como decía algún titular de la
prensa de hoy, después del drama, vuelta al dragma.
En definitiva, si mal estaban
los griegos, vamos a ver si este referéndum, democrático por supuesto, no los
lleva al borde de un precipicio del que nadie les vaya a ayudar a no caer.
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