sábado, 29 de diciembre de 2012

2012

Rápido y en silencio parecen pasar los días que componen el año, y como por encantamiento, se aleja y nos deja su huella, en forma de alguna arruga nueva o de ciertos  achaques corporales.
                2012, un año ya casi para el recuerdo.
                Dentro de muy pocas horas entrará, para hacerle el relevo, un año que para los que sean algo supersticiosos, acaba en 13.
                Bien es verdad, que en la vorágine de noticias económicas y sociales en que cada día nos encontramos, cualquiera es supersticioso, pues no es menos cierto que lo que se prevé no es nada halagüeño.
                Trabajaremos más, los que aún conserven ese preciado y precioso bien y cobraremos menos, y eso junto a una tasa de parados escalando cada vez cimas más altas,  hará  que haya menor consumo y una economía que seguirá en recesión, mientras que desde la Europa más pudiente (parece que es solo Alemania) nos seguirán  pidiendo más y más recortes, aunque ello conlleve dejar en la cuneta los (tan difíciles de conseguir, cuando se pierden) derechos y avances sociales.
En fin que para acabar bien mi reflexión en el final de año, FELIZ 2013.


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