Total
que eso me ha hecho girar la cabeza y comprobar, que quien decía tal cosa no
llegaba a los cuarenta años de edad. ¿Y
eso qué importa? (Se preguntarán ustedes).
Pues
importa y mucho, porque, los que ya sobrepasamos esa edad y hace más de ese
tiempo que íbamos a la escuela o al
instituto, recordamos que el AGUA DE LLUVIA, era casi una permanente compañera
de camino (tanto de ida como de vuelta). Tal es así, que raro era quien no
llevaba una de aquellas famosas “botas katiuskas” de goma. Era obligatorio
tener unas en el armario de casa para cada persona que en ella viviera, porque,
llegado octubre, la lluvia solía caer de modo constante y casi ininterrumpido
hasta más allá de abril. Pero aquel tiempo pasó.
Entonces
me dieron ganas de decirle, ¡pero señora, por favor!, ¿ya no recuerda las
restricciones veraniegas que tuvimos en
Andalucía hace unos años!, por la falta de lluvia en el invierno?.
¡No se canse tan pronto de la
lluvia! Piense que es mucho más necesaria de lo que creemos.
Ah, por cierto…preparen los paraguas de nuevo,
no los guarden, porque este fin de semana, se aproximan varias borrascas
encadenadas que dejaran (al menos eso se cree) una gran cantidad de agua y
viento, aunque con temperaturas suaves.
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