lunes, 21 de octubre de 2013

EXPATRIADOS.-(1)

Aquel  vocablo que tan de moda se puso otrora y por causas muy diferentes a las actuales, vuelve a estar hoy en voga: expatriados.Es lastimoso, pero, es real.
Durante los últimos años, este país ha estado formando a jóvenes, dándoles un nivel extraordinario de conocimientos , llegando, muchos de ellos,  a realizar “másteres” por Europa y con una cuantiosísima inversión monetaria (bien es cierto que mucha de ella a costa de las maltrechas espaldas de padres), y todo ello  en aras de conseguir que nuestros futuros (el orden no indica prelación alguna) médicos, arquitectos, abogados, psicólogos, investigadores, informáticos, traductores, empresarios… fueran unos “fuera de serie”.
Bien, objetivo conseguido, ya los tenemos formados y listos para hacerse cargo de mayores empresas, pero… ¡qué lástima!  Ya no hay empresas que necesiten de sus servicios, ya no son necesarios tantos “titulados”, ya se necesita más de la llamada “mano de obra” generalizada, que de la cualificada.
Frente a esta situación surge de nuevo con fuerza, la temida (en otro tiempo) palabra, surge salir de este país que los vio nacer, crecer, formarse…surge” expatriarse.”
Miles de esos jóvenes cualificadísimos, preparadísimos, han de abandonar aquello que más aman, en busca de un futuro que les permita realizarse plenamente como personas, en busca de un trabajo que les dignifique su personalidad.
Dos veces ¡lástima!, una por no haberlos podido integrar en su propia sociedad y otra porque todo aquello que en ellos se depositó, ahora, lo pueden aprovechar otros países, otros lugares que los recibirán y agradecerán  su dedicación y esfuerzo.
Lástima familiar y lástima social.
Mi   recuerdo  para todos y cada uno de los que, como mis dos hijos, han tenido la necesidad de convertirse en expatriados. ¡Ojala, este país sepa avanzar y recibiros con los brazos abiertos que os merecéis.

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