martes, 12 de febrero de 2013

¿ Y POR QUÉ NO?

Ayer cuando saltaba la noticia, me dejó algo extrañado; no era precisamente una noticia de las que se producen todos los días. El lunes once de enero de dos mil trece, Benedicto XVI sorprendía al mundo e incluso a sus más allegados, al anunciar que  se retiraba, que abandonaba su Silla Papal, aduciendo para ello estar agotado físicamente, no tener fuerzas para continuar ejerciendo su cargo. Pensé que eso no era posible, pues no estamos acostumbrados  a que un Papa se retire, es más, se espera que cuando la defunción le llegue lo encuentre en su puesto, al menos así ha sido en los últimos conocidos desde hace más de   cuatro siglos.
Pero, eso que era  lo normal hasta el  momento, no se va a cumplir en este caso.
El 28 de Febrero, coincidiendo con la festividad de nuestra comunidad andaluza, a las 8 de la tarde, quedará vacante la Silla.
A pesar de todo lo dicho, no es el único Papa que renuncia. Ya  le precedieron, entre otros:
 CLEMENTE I (S. II) , EL PAPA PONCIANO (235),  CELESTINO V (1.294)  y  GREGORIO XII (1.415)
Bueno, pues, si  ha sido su determinación, si se va por sentirse mal físicamente o anímicamente, lo único que nos cabe es desearle que su “jubilación” sea dichosa y tranquila, alejado de las intrigas y presiones a los que sin duda están sometidos todos los cargos. Y al resto del Colegio Cardenalicio que se reunirá en cónclave en los primeros días de Marzo, cuando el Camarlengo, cierre a cal y canto la Capilla Sixtina y de ella saldrán cuando hayan llegado a acuerdo para nombrar al sucesor de Benedicto XVI.

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